Berruezo, único precedente español
El sevillista, que había sufrido tres desvanecimientos, murió en 1973 sobre el césped de Pasarón
7 de enero de 1973. Estadio Pasarón. Partido Pontevedra-Sevilla. Minuto 6. Pedro Berruezo Marín, el 10 sevillista, cae fulminado en el centro del campo, muy alejado del balón. Ya no se levantó. En la Clínica Mayoral de la capital pontevedresa ingresó cadáver. La causa de su muerte no se estableció de manera definitiva: se resolvió con un infarto cerebral o de corazón. Atendiendo a su familia, no se realizó la autopsia. Todo quedó en un colapso que segó su vida a los 27 años.
Berruezo fue el primer futbolista profesional que murió en un terreno de juego en España. Treinta y cuatro años después, otro sevillista, Antonio Puerta, ha seguido el mismo camino. Entre medias, Xabier Sagarzazu moría en el autobús del Deportivo de A Coruña en 1987, cuando su equipo se dirigía a Carral para jugar un partido amistoso con el Ourense.
En los tres casos se da una circunstancia común: los tres dejaron un hijo al que no conocieron. El de Berruezo juega en el Ceuta. El de Puerta está por venir -su pareja está embarazada de siete meses y medio-. Y el de Sagarzazu, el 22 de junio de 1993, marcó a puerta vacía y con el estadio a oscuras el último gol en el estadio de Atocha antes de su derribo. Fue el homenaje de la Real Sociedad a su ex futbolista.
Con Berruezo y Puerta las coincidencias se amplían. Ambos eran sevillistas y ambos habían sufrido desmayos previos que, sin embargo, no alertaron sobre un posible desenlace fatal. Berruezo había sufrido un desvanecimiento en Alicante, otro en Sabadell y otro, más fuerte, en Barakaldo el 19 de diciembre de 1972. Cuando se creía restablecido, 19 días después, volvió a jugar y en Pontevedra se dejó la vida.
Puerta había sufrido también dos desmayos: uno en 2006 en el partido amistoso con motivo del centenario del Badajoz y otro durante un entrenamiento. Fueron episodios que no alertaron acerca de alguna anomalía grave. De hecho, había pasado posteriormente todos los exámenes médicos, así como las pruebas de esfuerzo, según indica el Sevilla. Nada hacía pensar en un desenlace como el ocurrido el sábado pasado por la noche en el estadio Sánchez Pizjuán.
Berruezo, que murió cuando no había desfibriladores en los campos de fútbol; Sagarzazu y Puerta son los tres casos de futbolistas fallecidos en acto de servicio sin que mediera acción física de por medio.
En enero de 1987, Gallardo, portero del Málaga, murió tras haber permanecido varios meses en coma después de sufrir un choque con Baltazar, delantero del Celta, en una jugada del partido disputado en agosto de 1986. Gallardo entró en coma y falleció cinco meses después.
En el fútbol no profesional se han producido más casos, tanto entre aficionados como en juveniles y muchos de ellos como consecuencia de la denominada muerte súbita. En muchos de ellos, la ausencia de medios dejó la duda de si se hubiera podido hacer más por salvarles la vida.
Puerta sí tuvo todos los medios necesarios, pero no pudo superar la sucesión de arritmias ventriculares graves que padeció.
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