A 10.000 metros de la cama

En el hotel Rihga Royal de Osaka hay atletas durmiendo sobre las mesas y los sofás del vestíbulo. Son los africanos pobres, que llegaron a Japón el jueves y se encontraron con que no había habitaciones para ellos. En el inmenso hotel, donde se alojan España y la mayoría de selecciones, también hay atletas solitarios que ocupan habitaciones triples y compañeros de equipo que viven en suites de lujo. Son los occidentales, los asiáticos y los africanos ricos. La situación del edificio, que es un loco babel de nacionalidades, refleja los escalones del atletismo de la era de las televisiones y anticipa una final con regusto a venganza. Kenenisa Bekele, el rey etíope del fondo, preparaba ayer su defensa del título de los 10.000 metros paseándose en camisa por el vestíbulo. A diez metros, la otra cara del mundo, Zersenay Tadesse, su gran rival eritreo, hablaba con el embajador de su país antes de volver a la habitación en la que le han acogido tres atletas de Djibuti.

El eritreo busca repetir el 'golpe de Mobassa': hace seis meses derrotó al rey etíope del fondo

"Aquí hace mucho, mucho calor, pero para mí no es un problema", explicó Tadesse, residente en Madrid. "No sé si me ayudará. Sólo quiero correr. Bekele es un atleta muy duro. Creo que la velocidad, lo rápido que es en la última vuelta, es lo que hace la diferencia a su favor. Intentaré ganarle".

Tadesse, un tipo enjuto con piernas de acero, busca repetir en Japón el golpe de Mobassa. Allí, bajo el calor y la humedad agobiantes de Kenia, tan parecidas a las de Osaka, derrotó hace seis meses al gran Bekele en el Mundial de cross. La noticia sacudió los cimientos del fondo mundial. Hoy pretende repetir terremoto. "Como al resto de su equipo, le ha afectado el overbooking en las reservas y dormir apenas con una manta", dicen sus allegados, "pero él siente que está muy bien. Claro, en un hotel tan grande como éste, que parece una ciudad, es imposible controlar ahora quién tiene camas libres en su habitación y quién no. Tadesse está con los chicos de Djibuti y no va a decir que es el favorito, porque es tímido, pero...".

"Es el duelo estelar", reconoce Antonio Serrano, entrenador de Juan Carlos de la Ossa, que no está en Osaka por lesión. "Tadesse sólo ha competido una vez este año en pista y se cascó 27 minutos para ser campeón de los Juegos Africanos. Ha preparado a muerte el duelo con Bekele. Y Bekele está muy fuerte. Yo creo que Tadesse le va a dar guerra, pero para que gane el otro tiene que tener un mal día. Es imbatible. Lo que pasó en el Mundial fue excepcional y no creo que vuelva a ocurrir, aunque por algo habrá estado escondido todo este tiempo Tadesse", continúa. "Debe cambiar de ritmo en los 8.000 metros y que Bekele no le siga porque no le vayan las piernas".

Bekele, según Serrano, es al atletismo lo que Picasso a la pintura: un genio. "Igual que en el mundo de la música y de la literatura salen monstruos, Bekele es un monstruo del atletismo con una genética excepcional y una manera de correr brillante", explica. "Es un atleta superdisciplinado que compite en Europa sólo cuando debe y se sigue entrenado en África. Como él sale uno cada 15 o 30 años", continúa. "Se puede decir que ha nacido en Etiopía. Pues también otros. Se puede decir que trabaja en altura. Otros también. Y se puede decir que es negro. Pues hay muchos. Es un superclase excepcional".

El etíope encarna la reserva espiritual de su deporte en tiempos de héroes de consumo rápido. Es un hombre estricto y dedicado. Un atleta que mide al resto por sus marcas y que compite contra la historia. Así lo describe el británico Mo Farah, al que Bekele resumió en cuatro frases los mantras que han guiado su carrera. "Si te entrenas duro; si te concentras; si lo controlas todo, algún día ganarás", le dijo. "Ponte entrenamientos rápidos de resistencia. Entrénate en altitud. Come bien y descansa bien. Es lo más importante".

Zersenay Tadesse y Kenenisa Bekele luchan hoy por la corona de los 10.000 metros. Habrá fuego en la pista, llamas entre los favoritos y un eclipse de luna para cerrar la jornada. Compiten un gran campeón, su rival más peligroso y diez kilómetros de castigo para sus piernas. Bekele se siente favorito: él ha comido y descansado bien. Y tiene habitación en el hotel.