El Espanyol no escarmienta

No hay manera. Las derrotas se suceden en el Espanyol en la jornada inagural de cada Liga. Valverde no sólo no ha conseguido remediar un asunto que ya parece ancestral, sino que ha agravado el problema porque es víctima del mismo mal. Al equipo y al técnico les cuesta arrancar por igual, de manera que el Valladolid salió ganador de Montjuïc como en su día el Nàstic o el Getafe, tan sorprendidos como superiores a un rival que se paraliza de forma sobrecogedora.

Mendilibar tiene un equipo muy guapo y equilibrado. El Valladolid se defiende bastante arriba, juega muy agrupado y tiene llegada. Jugó muy cómodo y tuvo el partido en su regazo desde el inicio porque los blanquiazules apenas combinaron en el ataque y se sintieron intimidados en la defensa. Llegado el descanso, Kameni había sido el mejor del Espanyol. Borja y Llorente repicaron más que Luis García y Riera. El volante zurdo mantiene la buena forma con que acabó la temporada pasada y punteó reiteradamente por su costado. No encontró ayuda porque Valverde anda escaso de delanteros centro después del traspaso de Pandiani y la poca confianza que parece tener en Jonathan Soriano. Lesionado Tamudo, el entrenador confió en Valdo para poner el punto y final a las jugadas. No funcionó el remate blanquiazul y tampoco el pase interior ante la ausencia de De la Peña, lesionado al igual que el capitán. No fue tampoco el día de Lola pese a ganarse la titularidad en una pretemporada interesante. Nada le salió bien al Espanyol, muy fracturado, poco atento y hasta cierto punto desinteresado porque apenas disputó los rechaces más sencillos.

A los blanquiazules les costó alcanzar el área rival mientras el Valladolid se desplegó cada vez con mayor tino. A ningún aficionado le sorprendió el gol de Llorente por más que mediara una pifia defensiva. La rechifla se hizo sentir de forma reiterada porque no se adivinaba ningún reactivo en el campo ni en el banquillo. El Valladolid mató el partido con facilidad y si no remató el marcador fue por la falta de puntería. Irreconocible como estuvo el equipo, el partido acabó como el rosario de la aurora para el Espanyol.