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Reportaje:Fútbol | Primera jornada de Liga

El golpeo industrial

Sneijder remató al Atlético con una exhibición de técnica holandesa

Diego Torres

Guti miró a Sneijder. Allí, a 30 metros en el medio campo, estaba el último jugador que le había quitado la titularidad. En la escuela del Ajax le llamaban Pitbull, no se sabe si por su mandíbula prominente, por esos ojos que prometen nobleza, o por el cuerpo compacto, ligeramente encorvado hacia delante y bien asentado sobre unos cuartos traseros cortos, sólidos, y arqueados.

Sneijder empezó a moverse hacia el área con aceleración constante. Sus zancadas recordaron a las del perro de caza. Cortas y ligeras. Así fue como el nuevo fichaje del Madrid avanzó hacia su primera noche de gloria, en la Liga recién iniciada, en el Bernabéu. Formando sociedad con Guti, su potencial adversario en la competencia por un puesto en la media punta, Sneijder tumbó al Atlético en el clásico de Madrid.

"En principio, donde me siento mejor es por detrás del delantero", reconoce el jugador
"Es el paradigma de su escuela. Con el control orientado gana tiempo", le ensalza Portugal

De los cuatro holandeses recién incorporados al Madrid, el media punta del Ajax es el que reúne más condiciones propias del fútbol de los Países Bajos. "La escuela holandesa es la escuela del control y el pase", observa Miguel Ángel Portugal; "sobre todo del control". El ex entrenador del Racing y actual responsable técnico del Madrid, especializado en ojear el mercado, no cree que los holandeses impriman un carácter especial al equipo por el mero hecho de constituir el 30% de los titulares potenciales. "El carácter lo da el entrenador", dice.

"Son jugadores disciplinados, comprometidos, más ordenados que imaginativos", explica Portugal. "Hacen lo que se les pide. Sneijder es el paradigma de su escuela. Toca rápido porque controla muy bien el balón. El control orientado le ayuda a ganar tiempo. Allí lo entrenan desde pequeños hasta que se retiran. Practican mucho el pase tocado, con todo el empeine, o con el empeine y el interior. Esto hace que la pelota no vaya llorando. Va recta, rápido y sin girar porque el golpeo es seco, como un golpe de kárate. O como un taconazo de billar", compara.

Si Guti destaca por su creatividad en la elección y en la ejecución del pase, Sneijder asombra por su regularidad. Cada control, cada toque, cada golpeo, parecen salir de un molde. El anterior es más o menos como el siguiente. Como en una cadena de montaje. A sus 23 años, la última perla del Ajax es un digno representante de su cantera. Un maestro del golpeo que le pega mejor a la pelota que cualquiera de los delanteros del Madrid.

El año pasado, en la Liga holandesa, Wesley Sneijder marcó 18 goles en 30 partidos. La estadística es propia de un punta. Él la consiguió jugando más retrasado, apareciendo desde la segunda línea, generalmente desde la media punta. Su lugar preferido en el campo es el carril del diez. Así lo hizo saber cuando se presentó en Madrid: "En principio, donde me siento mejor es por detrás del delantero". "En la parte más avanzada del centro del campo", terminó puntualizando.

Los antecedentes de Sneijder hablaban de un rematador. Sin embargo, el Madrid lo fichó pensando que contrataba, sobre todo, un organizador. El club no pagó poco por estos servicios: unos 26 millones de euros. Los efectos secundarios sobre la moral del vestuario se hicieron sentir de inmediato. Al día siguiente de su presentación en el Bernabéu, un extraño rumor situó a Guti en la esfera del Tottenham. El segundo capitán madridista viajó a Cádiz con el semblante desencajado. Después de haber sido el jugador más relevante de la plantilla en la pretemporada, se imaginó relegado al banquillo por otro recién llegado. Un año más.

Guti tenía razón. En la primera ocasión que tuvo, Bernd Schuster, el técnico, le mandó entre los suplentes. Fue en la final de la Supercopa, y Sneijder jugó de titular. La experiencia resultó frustrante para los dos. De modo que Schuster los juntó para empezar la Liga. El sábado, en el partido contra el Atlético, colocó al holandés a la izquierda y a Guti en el medio centro. Hasta el gol de Raúl (1-1), a los 15 minutos. Entonces Schuster llamó a Guti y le pidió que ordenara a Sneijder que se despegase de la banda y que se intercambiara con Robinho en la media punta. Fue entonces cuando el Madrid empezó a levantar de los asientos a su público.

Cuando se disponía a lanzar la falta, Guti vio al holandés por el rabillo del ojo. Fue un instante. Luego miró la barrera, como midiendo la distancia. Avanzó, perfilado para lanzar la falta con un golpe directo, pero en el último instante giró la cadera y el tobillo. La defensa del Atlético se dejó engañar. En lugar de pegar directo a la portería, Guti dio un pase con freno hacia su izquierda. El balón rodó diez metros y se acomodó a un metro de la media luna del área. Como una pelota de golf en el green, lista para el toque industrial de Wesley Sneijder, que cerró el derby de un derechazo.

Sneijder celebra con Robinho su gol al Atlético.
Sneijder celebra con Robinho su gol al Atlético.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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