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Reportaje:MODA

Nino Bauti ataca de nuevo

El segundo asalto a la fama de un diseñador sevillano afincado en Londres.

Eugenia de la Torriente

Nino Bauti está en busca de una segunda oportunidad. Ya tuvo una muy buena, pero las cosas se torcieron. En su camino se interpuso su inexperiencia empresarial y la incertidumbre que se apoderó del mundo tras el 11-S. No es un obstáculo pequeño. Sobre todo, para un sevillano novato tratando de hacerse un hueco desde Londres. Bauti, que hoy tiene 33 años, se graduó en la más prestigiosa escuela de moda del mundo, Saint Martins, en verano de 2000, con una colección que le convirtió en la enésima revelación de la ciudad. Alexander McQueen le fichó como colaborador, Kylie Minogue se puso su ropa, las revistas se peleaban por fotografiarla y varias tiendas estadounidenses querían venderla. "Jamás imaginé que tendría tanto éxito", explica por teléfono desde su estudio londinense. "Cuando sucede algo así, te asustas un poco. La prensa se portó muy bien conmigo, pero hay cosas que no te enseñan en la escuela, como la logística".

A pesar de sus carencias empresariales, la burbuja aguantó un tiempo. Bauti no era totalmente un recién llegado a una industria en la que había trabajado como relaciones públicas y en la que tenía contactos. Y, sobre todo, salía de Saint Martins, lo que entonces era casi un pasaporte a la fama. "Conseguí la plaza cuando acababa de graduarse Stella McCartney. En la escuela había cámaras todo el tiempo, tenías clases con Gianfranco Ferré y Donatella Versace se pasaba por allí para ver portafolios. Cuando salías, tenías la cabeza en las nubes". De una forma u otra, la cosa funcionó hasta que la amenaza de la guerra en Irak provocó cancelaciones masivas. Bauti temió endeudarse en exceso para producir una ropa que, al final, tal vez no iba a querer nadie. Y paró. "Soy un chico de Sevilla y me he criado con unos valores totalmente distintos de los de la moda. Vi que las cosas tomaban una dirección para la que no estaba preparado, y en mi casa si das tu palabra, la cumples. Así que lo dejé antes de no poder responder. La moda es bonita de ver, pero dura de vivir". Pasó a trabajar para otras marcas, como Armani o Joseph, hasta que el año pasado decidió volver a empezar, pero de otra manera. Se ha asociado con Niki Brodie, que fue la directora de moda de la revista Wallpaper, y en ella delega la espinosa cuestión empresarial. "La conocí hace mucho tiempo. Me enteré de que estaba haciendo un reportaje para la revista en una calle y me presenté con un vestido, para tratar de que lo fotografiaran. Le gustó mi cara dura y nos hicimos amigos. Ella siempre insistió en que volviera". Fabricaron unas pocas prendas y las empezaron a mover de forma no tan formal. Pero volvieron a cuajar, y para otoño han creado una colección completa. "Me daba miedo la respuesta de la gente, si se acordarían de mí, pero ha sido increíble; parecían ansiosos porque volviera. Sobre todo, en Japón".

Aunque en su momento Bauti (que fue asistente de Nati Abascal) consiguió una mínima notoriedad en España, pocos se han enterado de su segundo asalto. Él, a pesar de todo, no renuncia a ser reconocido en su tierra. "Cuando salí de Saint Martins tuve ofertas aquí. Pero no estaba preparado. Ahora sí. Me encantaría desfilar en España". De momento, prefiere concentrarse en el inminente calendario de ferias que este septiembre le va a llevar a Nueva York, París, Bélgica y hasta Kuala Lumpur. Ciudades que recorrerá cargado con una ropa que no renuncia ni a lo funcional ni a lo ornamental. "Mis prendas funcionan porque son útiles y prácticas. La moda empieza y termina en la calle, y yo soy feliz si alguien coge mis diseños como instrumento para expresar su personalidad, no la mía".

Arriba, uno de los nuevos diseños de Nino Bauti, quien aparece en el retrato de abajo.
Arriba, uno de los nuevos diseños de Nino Bauti, quien aparece en el retrato de abajo.

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