Renovando ilusiones
El 'calcio' arranca con 'la Juve' de vuelta entre los grandes y con Inter y Milan como favoritos
Poco importa que ocho de cada diez aficionados italianos consideren que acudir a un estadio es una actividad de alto riesgo. Ni que un porcentaje similar considere que el calcio padece un serio problema de credibilidad, marcado por excesivos intereses espurios. Esos datos, ofrecidos en un sondeo del diario La Repubblica, no logran eclipsar la agitación que provoca en todo el país el estreno de un nuevo campeonato. El fútbol italiano sufrió el pasado curso el azote de la violencia ultra que dejó un policía muerto, la paralización temporal del torneo y la amarga sensación de que las medidas extraordinarias de seguridad llegaban tarde porque el monstruo se había alimentado de impunidad. La Italia postcampeona del mundo también asistió a un vergonzoso escándalo de corruptelas que dejó al legendario Juventus en la Segunda división y a otros equipos penalizados.
Para superar tanto fango nauseabundo nada mejor que renovar ilusiones con el balón rodando. Y la nueva temporada invita al optimismo, más por la vía de la emoción que por la del buen juego generalizado. Muchos equipos con imponente tradición y gran poder de convocatoria se encontrarán en un torneo plagado de rivalidades evocadoras: desde los duelos vecinales a la contienda entre los opulentos clubes del Norte con los humildes del Sur, pasando por el antagonismo en cuestiones de estilo que define a los equipos con mayor solera.
El Juventus cumplió su penitencia y vuelve a la élite con una cristalina declaración de intenciones: ha fichado a Claudio Ranieri como técnico. Con su vieja guardia pretoriana (Del Piero, Buffon, Nedved), un puñado de canteranos y algunos fichajes como Andrade o Tiago, el cuadro turinés promete un fútbol áspero mientras busca un equilibrio defensivo que no ha encontrado en la pretemporada. Su presidente Cobolli Gigli sueña con el cuarto puesto como objetivo. El Milan de Carlo Ancelotti confía en el bloque que conquistó Europa. Ha repatriado a Emerson para equilibrar plantilla y ha pagado gustosamente 22 millones de euros en una sugestiva apuesta de futuro: el descarado delantero brasileño de 17 años Alexandre Pato.
Mientras éste madura, Pirlo seguirá marcando el pulcro estilo del Milan, que cuenta con el desequilibrante y majestuoso Kaká y con una mejoradísima versión de Ronaldo: ha perdido cinco kilos en el último mes tras recibir tratamiento por un problema hormonal de hipotiroidismo que le hacía ganar peso, según los galenos del célebre Milan-Lab. Ancelotti ya avisa que el ex madridista lucirá un perfil de modelo en San Siro. En ese mismo escenario vela armas el Inter, actual campeón y rey del pragmatismo local, que en la pasada Liga maltrató a todos sus rivales dejando al segundo clasificado a la sideral distancia de 22 puntos.
Su propietario, Máximo Moratti, sostiene que ahora el scudetto es una obligación y la Liga de Campeones un deber. Tiene en nómina un gran plantel liderado por el imponente Ibrahimovic y piezas tan competitivas como Stankovic, Figo, Vieira o Crespo. Y ha contratado al central Chivu y al delantero Suazo, un hondureño con aire de pantera que mostró en el Cagliari una tremenda producción rematadora. Pero su técnico, Mancini, detecta problemas de actitud. Lo mismo que Moratti, que tras ver cómo el Inter perdía la Supercopa contra el Roma encendía las alarmas: "Tenemos todo, pero para ganar sirve la humildad".
La Liga arranca con otros muchos reclamos. Como el dinámico equipo que el técnico Luciano Spalletti ha montado en el Roma con el fascinante Totti como bandera. O la incertidumbre de saber si Cassano volverá a sentirse jugador en el Sampdoria. Y la desmesurada pasión que vivirán los tifossi en el estadio de San Paolo cuando mañana celebren, coreando el nombre de Maradona, que su Nápoles está de nuevo entre los grandes. Todo vale con tal de restaurar ilusiones y olvidar infamias.
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