Amoretti
(La amada)
Cuando mi boca, ahora ingobernable, busque
Un refugio de gloria en tu boca, y cautiva
Aprenda a hablar por ti, a decir lo que dices,
Será porque el Amor atrapó mi soberbia,
Y esta mujer bizarra, desnuda sobre el lecho,
Humilde habrá olvidado la crueldad del mundo.
Porque serás, mi bien, la tregua que renueve
Cada mañana, hoguera que calme la amargura
De quien vive en el hielo, y a él se humilla aterido.
Pero vive, gentil, que es difícil tenerme,
Conquistar mis razones para que sea más tuya,
Hecha lengua que hables, mirada que tus ojos
Se atrevan a mirar, perfume de tu olor.
Porque en el frío vivo y, orgullo renovado,
Me defiendo y me acuso. Soy belleza, mas soy
Un sufrimiento largo que paga su razón
Con los hombres del mundo.
Deja, pues, ya tu empeño
Y busca una doncella donde permanecer
Y que ella sea tu boca, y que tus ojos sea.
Mas no codicies esto, obstinado, que mata.
Javier Lorenzo (Albacete, 1967) es autor de los libros de poemas Juegos de construcción y Ecosistemas (ambos en Visor).