Silva toma los galones
España salva la cara gracias a la habilidad de los extremos del Valencia
España se mantuvo en pie, que no era fácil sobre una superficie impracticable, pero mostró las carencias de siempre. La fragilidad defensiva y la falta de alternativas en ataque. Aún así, fue mucho mejor que una envejecida Grecia, que lidera, extrañamente, su grupo de clasificación para la Eurocopa de Austria y Suiza. Claro que sus rivales son Noruega, Turquía y Bosnia. Disuadido por el pésimo estado del campo, Xavi participó poco en la elaboración y España sobrevivió de las habilidades de Joaquín y Silva, premiado este último con su estreno goleador en la selección. El segundo tanto, precioso tras un pase al hueco de Cesc. Silva crece y crece y debería tomar las riendas en un equipo en la que nadie asume el liderazgo. Anoche hubo un ejemplo muy claro de esa falta de referentes. Al ser sustituido, Xavi no sabía a quién entregarle el brazalete de capitán. Oteó el paisaje y al final se decidió por Iniesta, a quien le entró vergüenza y se lo pasó a Joaquín, aplaudido, por cierto, por los aficionados helenos. Y es que Joaquín y sus culebreos son un placer para el espectador. Luis, por otra parte, cumplió su palabra y no tuvo el detalle de hacer debutar a Palop, que se quedó con las ganas. Fue en el día en que España jugó sin ningún futbolista del Madrid, lo que no deja de ser excepcional en la historia de la selección. La culpa la tuvo la lesión de Sergio Ramos.
GRECIA 2 - ESPAÑA 3
Grecia: Nikopolidis (Chalkias, m. 46); Seitaridis (Patsatzoglou, m. 54), Dellas (Vyntra, m. 46), Torosidis (Antzas, m. 46), Kapsis; Katsouranis (Papadopoulos, m. 62), Basinas (Tziolis, m. 79), Karagounis, Zagorakis (Gouma, m. 18); Salpigidis y Gekas.
España: Reina; Ángel, Juanito, Marchena, Pernía; Joaquín (Cesc, m. 81), Xavi (Luis García, m. 70), Albelda (Xabi Alonso, m. 65), Silva; Villa (Angulo, m. 76) y Torres (Iniesta, m. 46). No utilizados: Palop y Pablo.
Goles: 1-0. M.18. Gekas. 1-1. M. 37. Marchena. 2-1. M. 43. Katsouranis. 2-2. M.66. Silva. 2-3. M.93. Silva.
Árbitro: Stephane Lannoy (Francia).
Estadio Toumba de Salónica. Unos 25.000 espectadores.
En el estadio Toumba (tumba, en español) retumbaba la megafonía. Y una voz entrecortada de mujer trataba de explicar que esto era el homenaje a Zagorakis, el capitán de la selección que ganó la Eurocopa de Portugal 2004. Hoy, este ídolo local es el presidente del Paok de Salónica, propietario del estadio. Principal responsable, por tanto, de que el campo estuviera lleno de agujeros. De las reuniones entre las federaciones, se llegó a un recurso de emergencia: se pondrían placas de césped sobre las principales calvas del campo. Solución tomada a chanza por los jugadores, que, cuando salieron a pisar la hierba una hora antes del encuentro, jugaron a levantar los parches y a llevárselos al hombro como si fueran capas.
En Grecia hay jugadores que parecen eternos. Pintan canas algunos, como el meta Nikopolidis. A otros se les acorta el paso, como al central Dellas. Y los hay que raramente abandona el trote, como el volante Karagounis. Pero se bastaron para correr a pelotazos durante la primera media hora a la selección española, un coladero en el juego aéreo defensivo. Cada centro al área anunciaba lo que, finalmente, resultó: el gol de cabeza al segundo palo de Gekas, el más peligroso de los griegos, tras un centro preciso de Karagounis. Hubo huelga de centrales y del lateral izquierdo Pernía, que no cerró como debía.
El gol picó a los chicos de Luis, que arrinconaron a Grecia. Joaquín sacó brillo a su bicicleta y Silva rompió la defensa desde la segunda línea. Los delanteros, sin embargo, estaban fuera de tono. Los griegos no ahorraron la pierna dura. De un patadón a Pernía nació el tanto del empate. Xavi sacó enroscado la falta y Marchena, desnortado en defensa, se resarció en ataque con un cabezazo a gol desde cerca.
España volvió a relajarse y Grecia volvió a marcar, al filo del descanso, tras una pared entre Gekas y Katsouranis. La defensa española, muy blanda, contempló la escena con resignación. Sin una mala cara, dio permiso a cualquiera para probar a Reina.
Torres se marchó dolorido tras un golpe en las costillas y ya no regresó después del descanso. Su puesto lo ocupó Iniesta en la media punta. Y el medio del Barça se alió con Silva para tratar de encontrar un espacio entre los centrales griegos. Tras los cambios, Grecia bajó el pistón y le dio el campo a España, que tampoco sabía muy bien cómo aprovecharlo. Lo intentó Joaquín, que frecuentó la línea de fondo, aunque no había nadie para rematar sus centros. Apagado Villa, el resto eran medias puntas. Se echó de menos a alguien como Morientes, hasta que, por fin, uno de ellos, Silva, acabó marcando por insistencia, casi por aburrimiento, tras una serie de remates rechazados por el portero. Eso sí, acababa de entrar Xabi Alonso y eso le dio mayor fluidez a la distribución.
España pasó el mal trago mejor de lo esperado. Sin aparentes lesiones de gravedad y con un Silva que está para grandes cosas: como ese gol en el último suspiro al tocar suave con la parte exterior de su zurda un magnífico pase de Cesc.
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