Frenazo de 'Il Dottore'
Valentino Rossi no levanta cabeza desde que perdió el Mundial de MotoGP en 2006 y vive el peor momento de su carrera tras acumular problemas deportivos, fiscales y sentimentales
Es muy probable que Valentino Rossi, el icono mundial del motociclismo, haya vivido este fin de semana como el peor de su vida desde que es un personaje público. Precisamente en Brno, el circuito en el que en 1996 se presentó como un estrafalario niño motero tras ganar su primera carrera en la categoría de los 125cc. Once años después de aquello y cuando es considerado por la mayoría como el mejor motociclista de siempre, el trazado checo le recibió la semana pasada con hostilidad. Y él, un clown al que siempre le han encantado los saraos, no tuvo cuerpo para nada y se escondió en su motorhome durante los cuatro días del gran premio. Y ahora sigue en Brno, donde hoy acaban los dos de entrenamientos que estaban programados de antemano.
El heptacampeón acusa a la prensa italiana de tratarle ahora como "a un monstruo"
El mito se hizo humano al caerse en Cheste por un error suyo y regalar el título a Hayden
Aunque los dolores de cabeza que últimamente le han sobrevenido, tanto a nivel deportivo como fuera del asfalto, puedan llevar a pensar que Il Dottore ha tocado fondo, el inicio de su frenazoe hay que buscarlo en España; más concretamente, en Valencia. Fue a raíz de la última carrera de la temporada pasada, cuando al heptacampeón se le giró el mundo. Allí, en Cheste, Rossi perdió el Mundial de MotoGP de la forma más cruel: tras remontar increíblemente durante la segunda mitad del campeonato, en la última cita y a causa de una caída que fue sólo culpa suya. Se fue a tierra y le sirvió en bandeja el título a Nicky Hayden cuando ni el propio estadounidense pensaba que podría hacerse con él.
Ése es el punto de inflexión más claro en la trayectoria de Rossi. A partir de ese domingo, el 29 de octubre de 2006, él, un hombre de éxito, la identidad más clara de un triunfador, pasó a ser vulnerable. El mito se hizo humano y, como la mayoría de la humanidad, pasó a sufrir. ¡Y de qué manera!
A las duras críticas que recibió por haber ido jugando hasta que tiró el campeonato -fue acusado de haberse pasado medio año tonteando con una hipotética marcha a la fórmula 1 de la mano de Ferrari- se unió su rotura con Arianna Matteuzzi, su novia de siempre, debido a una supuesta infidelidad por parte del piloto con Elisabetta Canalis, una vedette televisiva muy conocida por el romance que anteriormente había mantenido con Christian Vieri, ex futbolista del Atlético de Madrid entre otros equipos. Rossi siempre ha negado esa relación y, cuando el rumor se hizo público, arremetió contra la prensa de su país.
A sus supuestos problemas sentimentales se le ha unido esta temporada otro calvario de índole deportiva. El que vive la parrilla al completo con el australiano Casey Stoner, que cada vez está más cerca de proclamarse campeón subido a una Ducati que va como un tiro. La superioridad del aussie se debe en gran medida a la importancia decisiva que han adquirido los neumáticos este curso.
Para potenciar la igualdad en las carreras, la organización decidió incorporar una nueva norma que limita el número de gomas a utilizar durante los grandes premios a 31 [14 delanteros y 17 traseros]. Y la nueva ley ha trastornado el Mundial hasta el extremo de que parece que nadie en Michelin -la marca de compuestos más laureada y que calza la Yamaha de Rossi- se acuerde de fabricar ruedas que mantengan un rendimiento aceptable más allá de media carrera.
Ya con el piloto de Tavullia tambaleándose, hace un par de semanas apareció el fisco italiano, que ha abierto una investigación para determinar si Rossi ha cometido un delito de evasión de impuestos entre 2000 y 2004, por el que le pide 112 millones de euros.
El personaje de las mil sonrisas y que siempre se ha exhibido rodeado de gente llora ahora en solitario y se siente decepcionado, según declaró la semana pasada en un cantinflesco vídeo grabado en la sala de estar de su apartamento de Londres, con el trato que le ha dispensado la prensa de su país durante las últimas semanas. Según el vídeomensaje, el piloto cree que ha sido tratado "como un monstruo, saliendo en primera página", y que se le ha dedicado más atención ahora que cuando ganó los siete títulos mundiales.
Como se encargó de explicar su representante, Luigiano Gibo Badioli, cuando llegó a Brno el jueves pasado, Rossi no entiende cómo los medios de comunicación se han atrevido a publicar lo que han descubierto en los últimos días "¡con lo que él ha hecho por Italia!", según gritaba.
El agente se refería a las informaciones precisas que han ido apareciendo, sobre todo en los diarios, y que suponían una radiografía perfecta de la magnitud que había adquirido Great White London (GWL), la empresa nodriza de todo el universo Rossi y de la que se derivan otras 14 sociedades que están registradas alrededor del mundo, desde Belice hasta Bahamas pasando por Panamá, Londres o Dublín. Una de ellas lleva por nombre Simpsons. Y es que a Rossi le encantan los dibujos animados creados por Matt Groening.
Ocurre, sin embargo, que no es fácil trabajar con alguien como Rossi, sobre todo para la prensa italiana, cuando él monopoliza la mayor parte de la atención informativa del país deportivamente hablando. Es por eso que muchos medios de comunicación no dudaron ni un segundo a la hora de investigar, contrastar y airear los trapos sucios del corredor cuando atraviesa el momento más oscuro de su vida.
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