¡Oh le toréador!
La extensión de la fiesta de los toros en Francia está haciendo mella. Como en otros sectores de espectáculo y la artes, la aparición de un número uno en la especialidad como es Sebastián Castella ha supuesto un fuerte aumento del interés del público por lo taurino. Gestos como la presencia del ex primer ministro Lionel Jospin en la feria de san Isidro para ver a sus compatriotas Castella y Juan Bautista, dicen mucho del reconocimiento que se está otorgando al fenómeno taurino en el pais vecino. En la actualidad, casi se puede hablar de una comunidad europea dentro del planeta de los toros, tal vez con más propiedad que en lo político o en lo económico. Los toreros españoles ya no van como antes a torear "a Francia". Van a Dax, Nimes o Mont de Marsan, como lo hacen a Pamplona, El Puerto o San Sebastián. Parece, del mismo modo, confirmarse el aumento del número de festejos en las numerosas plazas existentes a lo largo de todo el Midi francés, así como del número de espectadores. La
salud de la fiesta francesa es buena y se encuentra en franco periodo de expansión. Lógicamente, la sangre de la que se nutre, tanto en ganaderías como en matadores es española, hecha la mencionada salvedad de Castella, Juan Bautista, y un cada vez más crecido plantel de novilleros que se forman en las varias escuelas taurinas existentes. Todas las figuras de nuestro país han dejado su impronta en el pais vecino y todos han sido apreciados en la justa, exigente y -según reza el tópico- racionalista medida que poseen los aficionados franceses. Ponce, El Juli, José Tomás, son grandes ídolos de la afición francesa, ante la que estos matadores reconocen haberse sentido en plenitud de sentimiento torero, tanto o más que en la Maestranza de Sevilla o en la plaza de Las Ventas. Pero el caracter torista de la fiesta taurina francesa, no es en absoluto desdeñable, y en ello han dado a veces sopas con onda a la española. Las ganaderías que aquí llamamos duras, figuran de manera asidua en los carteles franceses con toda normalidad y toreros como El Fundi, lejos de ser considerado en nuestro país como una figura, obtiene en Francia el reconocimiento de maestro de la lidia que sin duda merece.
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