_
_
_
_
HUMORISTAS | GENTE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Leyendas de verano

(Del artículo anterior. Finalmente, José María se fue con su dueña y nuestra ilusión de formar una familia, al traste. José María es un perro).

Dicen aquí en la isla que un tiburón blanco nos ronda sigilosamente. Suena a leyenda, la verdad. Parece increíble y, al mismo tiempo, le pone emoción a todo esto. Debe ser ese punto masoquista que todos tenemos, porque ya me dirás tú la gracia que tiene que entres al mar a bañarte, escondiendo barriga y salgas sin ella literalmente. El mar sigue siendo la eterna fuente de inspiración. Más antigua que el propio hombre. Decía Josep Pla que un verdadero escritor se examina cuando trata de definir el mar. No lo voy a intentar a pesar de que el diccionario de sinónimos se me insinúa desde la estantería. Recuerdo una canción del genial Javier Krahe: "Mirar el mar, ¡qué redundancia! Y esas olas, dándose importancia".

Los barcos de los millonarios llegan casi hasta la arena. Unas boyas amarillas marcan la frontera entre el bien y el mal. Lo que no les sabría decir es en qué parte queda cada concepto. El caso es que las calas turquesas con arena como harina, parecen parkings acuáticos en este rincón del Mediterráneo. Te tranquilizas porque piensas que si se produce un cataclismo nos podrían evacuar a todos. Tendríamos que esperar a que los italianos hicieran las maletas, pero nos evacuarían. ¿O no? Pequeñas zodiacs sortean los yates y veleros. Una de ellas te pregunta si quieres sushi recién hecho. A los que estamos "en tierra" no nos preguntan ni la hora. Ya te puedes estar asando que no pasa el del "rico helaaaaaaado". ¿Dónde está ese hombre requemado por el sol? Dice la leyenda que, con el cambio climático, se le ha derretido la mercancía y ahora pasa las horas sombrío y abatido en un bar de pescadores, como un personaje de Hemingway.

Más leyendas. Estaba el otro día tomándome un café con hielo y se me acerca un lugareño. De esos que te hablan muy cerca y te invaden tu espacio vital. Me encontraba mirando abiertamente a un hombre sin edad que entró como los forasteros en los salones del Oeste. Me fijé en él porque llevaba (y no exagero) unas cien pulseras de metal en sendas muñecas. Mi nuevo amigo me susurró: "¿Sabes quién es? El príncipe de la Toscana". "¿Ah, sí? Pues no sabía que en la Toscana había príncipes". "Sí. Como el príncipe de Asturias, pero de allí". "Pues la verdad, por las pulseras, hubiera dicho que se trataba del jefe de una tribu". No entendió la broma. De todas formas, le agradecí la lección rápida sobre las monarquías europeas y seguí a lo mío. O sea, nada. Que no hice nada más, quiero decir. Las islas están cargadas de leyendas. De piratas que colgaron su pata de palo por un amorío, de barcos que se hundieron entre los freos (bonita palabra) en noches de temporal imprevisto, de semidiosas que se aparecen entre las brumas para perdición de los pescadores, de diseñadores franceses que van todo el día en pelotas, de cargueros con fuel que embarrancaron premeditadamente. Les cuento la última: una mujer con posibles se hizo construir una piscina en su nueva propiedad. Cuando fue a bañarse se acordó de que no sabía nadar y que el agua le cubría hasta los ojos. Decidió hacerlo siempre con zapatos de tacón. Eso es glamour y lo demás son tonterías. A lo mejor no es verdad, pero pensé que a ustedes también les gustaría pensar que sí. Cambio y corto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_