Tirar la piedra
A Bush le han dimitido ya cinco o seis manos derechas; la última, la representada por ese Karl Rove, que quiere pasar más tiempo con su hijo (¿no hay en EE UU leyes que protejan a la infancia?). Todas esas manos derechas de Bush estaban, directa o indirectamente, manchadas de sangre. A todas se les apreció restos de pólvora en los dedos. La de Rumsfeld, por poner un ejemplo, habían enredado lo suyo en Abu Grahib, donde se torturaba a dos, a cuatro y a seis manos, a veces a ocho. Faltaban manos para torturar, como demostraron los documentos gráficos.
Todas, sin excepción, pusieron algún tornillo en los barrotes de la prisión ilegal de Guantánamo y apretaron las tuercas del potro aplicado a algunas de las personas secuestradas en lo que impropiamente viene llamándose un limbo legal, porque es un infierno. Bush ya no es un pato cojo, es un presidente manco que duerme, para compensar, con la pistola de Sadam Husein a manera de prótesis debajo de la almohada. De aquí a las elecciones tendría que gobernar con mucha mano izquierda, pero la única que tenía era la de Blair, que ni está ni se le espera. La duda que nos asalta ahora es si todas estas manos derechas han dimitido de verdad o se han escondido tras arrojar la piedra.
PARTICIPE. Puede escribir a Juan José Millás en cerbatanamillas@elpais.es |
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.