Mucho nombre, poco sueldo
Navarro ha apostado por la NBA pese a que será uno de los diez jugadores peor pagados
Juan Carlos Navarro, para muchos el mejor de cuantos baloncestistas actuaban en Europa, ha dado su salto a la NBA sin red. La Bomba cruza el charco sin el colchón económico esperado, como uno más del montón. De hecho, como uno de los diez jugadores peor pagados de la Liga norteamericana, a falta de que los equipos cierren su plantillas. Los 400.000 euros que percibirá el próximo curso en los Grizzlies de Memphis superan en poco más de 74.000 el sueldo que los Pistons de Detroit pagarán a Cheick Samb, el pívot senegalés que jugaba en el Cornellà, de la LEB 2, cedido por el Barcelona. Samb, que ni siquiera llegó a debutar como azulgrana, cobrará 316.000, el salario más bajo registrado y que compartirán los siete primeros de la lista de los diez con emolumentos más bajos, en la que Navarro, el único ilustre, aparece en la novena posición.
El hecho revela muchas cosas: que Navarro es tan valiente fuera de la pista como dentro de ella, la confianza que el escolta tiene en sí mismo y el hartazgo que le había producido su situación en el Barça, en el que, paradójicamente, cobraba más del doble de lo que percibirá ahora. Pese a ello, no estaba a gusto. "En la primera temporada, las condiciones no serán todo lo buenas que yo querría, pero en un año seré ya agente libre y ése será el momento de negociar un contrato mejor. Quien me conoce sabe que el dinero no lo es todo para mí", afirmó Navarro un día después de concretar su marcha a Memphis. "Creo en mí", continuó, y es por eso por lo que doy este paso. No estoy loco. Esto es cosa mía".
A sus 27 años de edad, La Bomba llevaba ya demasiado tiempo siendo la estrella del Barcelona sobre el parquet, pero no en la escala salarial, en la que le superaban Kasun, Marconato y Lakovic, jugadores con un peso infinitamente menor en el conjunto. Al margen de su tensa relación con el técnico, Dusko Ivanovic, y de las promesas incumplidas, se sentía demasiado solo en un equipo en el que ya no le quedaba ningún gran amigo, y en una sección cuya estructura se ha ido diluyendo en los últimos años.
Ante tal situación, Navarro, estrella indiscutible en Europa, ha preferido cumplir su sueño americano como un obrero más. Su llegada a la NBA nada tiene que ver con la de su gran amigo, y de nuevo compañero, Pau Gasol, que, como estrella de los Grizzlies, alcanzará los 10 millones de euros. Ni tampoco con la de sus colegas en la selección española José Manuel Calderón, Jorge Garbajosa y Sergio Rodríguez. Calderón, en su último año de contrato con los Raptors, percibirá 1,8 millones; Garbajosa, 3 millones, y Sergio Rodríguez, cuyo peso en Europa es incomparable al de Navarro, 726.000 euros en Portland.
Teniendo en cuenta lo que cobran otras estrellas europeas, la situación y la valentía de Navarro aparecen más claras: Jasikevicius, ex del Barça, cobrará tres millones de euros y Tony Parker 7,8. Todos, muy lejos de Kevin Garnett, al que Boston, con 17,6 millones de euros, convertirá en el jugador mejor pagado de la NBA.
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