Tàrrega reivindica la música alternativa en la sexta edición del festival Figarock
El público vibra con la vuelta del cantautor Quico Pi de la Serra, que después de 10 años presenta un nuevo disco, titulado 'Tot'
Más de 3.000 espectadores asistieron el pasado sábado a la sexta edición del Figarock, un festival de rock catalán alternativo e independiente celebrado en la pequeña localidad leridana de La Figuerosa, situada a seis kilómetros de Tàrrega (Urgell).
Durante los 10 conciertos programados para amenizar la noche se pudo gozar de una gran variedad de estilos musicales, aunque, eso sí, la mayoría de ellos protagonizados por una guitarra. La actuación más destacada de la noche fue la del cantautor Quico Pi de la Serra, que presentó su último trabajo, Tot, tras 10 años de inactividad. El tiempo acompañó a la fiesta durante toda la noche y, a diferencia del frío del año pasado, permitió que no se perdiera en ningún momento la magia del espíritu hippy y rockero que caracteriza el festival.
El pueblo de La Figuerosa acogió 10 conciertos en los que predominó la guitarra
Un campo de cultivo, dos escenarios al aire libre y más de 10 horas de música fueron los principales ingredientes del espectáculo gratuito organizado por un grupo de jóvenes del pueblo, ex componentes del grupo Alquimistes Folls, con la ayuda del Ayuntamiento de Tàrrega y de la Generalitat de Cataluña. Y es que en esta edición, cantautores, rockeros, poetas y actores se dieron cita en el festival para dar vida a la fiesta, hacer que el escenario vibrara y que el público pasara una velada agradable.
El portavoz de la organización, Xavier Mayora, dijo: "Los grupos y artistas representan la canción catalana de antaño, prestando también atención a los nuevos talentos del género". Así, nombres históricos como Quico Pi de la Serra, Pascal Comelade y Jordi Batiste compartieron espacio con Daniel Higiénico, El Fill del Mestre, Naraina, el Comandante Rock y el poeta Enric Casasses. Mayora también aseguró que el objetivo del festival es "satisfacer al público que entiende la cultura al margen del gran negocio y dar un impulso a la gente que empieza en el mundo musical".
Pero no sólo de música se alimentó la cita. La guinda del pastel la protagonizó el actor Arnau Vilardebó, con un espectáculo de humor que recorría la mitología griega. Laia, Gerard y Pau, un grupo de firaires de Girona, esperaba con ganas el inicio de la fiesta. "Lo mejor es el cartel. Este año viene gente muy buena", aseguraban los tres casi al unísono. Isabel y Juan, de 70 años, son vecinos de La Figuerosa y como todos los años acudieron al festival. "Siempre venimos a ver qué se respira en el ambiente", asegura Juan. Su mujer añade que es un pueblo muy tranquilo, de 50 habitantes, y que un espectáculo como el Figarock "sólo se da una vez al año". No hay un perfil de persona que asista al evento. El encanto es que acude gente de todas las edades, aunque los veinteañeros son el sector mayoritario, y procedente de todos los Països Catalans.
En un extremo del recinto, un grupo de jóvenes valencianos, que asisten al acto por segundo año consecutivo, están tumbados en el suelo con sacos de dormir. "Buscamos música irreverente y transgresora al aire libre, y aquí lo encontramos", explican.
Mayora aseguró que el éxito del acontecimiento musical reside en su fórmula. "Nos basamos en la música alternativa, sin complejos, modas u otras influencias económicas", aseguró. "Los protagonistas de Figarock", matizó, "quizá no venden muchos discos, pero tienen su propio estilo". La novedad de la edición de este año, explica Mayora, es la ausencia de Oriol Tramvia, presente en todas las ediciones, pero este año se apostó por "renovar el cartel".
El Figarock nació hace seis años casi por casualidad. Sin embargo, el invento demostró tener un gran poder de convocatoria y va camino de convertirse en el foco neohippy por excelencia de Cataluña.
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