Curso de verano
Con 4.500 euros te puedes comprar tres ponis, puedes ir a Canadá y volver, ir y volver o te puedes comprar en eBay unos manguitos, que dicen, pertenecieron al príncipe Kropotkin. Yo este julio me los gasté en un curso de verano bastante exclusivo, aunque luego sobraron plazas, cuyo nombre era: La filantropía, un reto del siglo XXI y que impartía Bono. Repito, sobraron plazas. No lo entiendo, porque con el curso te regalaban una carpeta, un boli y un chándal.
-Bono creía que íbamos a ser más.
Dijo el mismísimo Bono cuando vio que éramos tres en el curso, a saber: un estudiante senegalés llamado Nafissatou Kounda, un hostelero bávaro llamado Otto Schlöndorf y yo. Nafissatou Kounda dijo que sus antepasados le seguían allá donde iba, pero que sí, que sólo éramos tres.
El curso era un curso intensivo de seis horas, vamos una tarde, pero sin merienda y constaba de tres partes: '¿Qué nos preocupa?', 'Hagámoslo nuestro', '¿Cómo solucionarlo?'.
A Bono le preocupan todos los problemas del mundo o, si no todos, casi todos, los más gordos. Pero, ¿y a vosotros? ¿Cuál es vuestro problema mundial favorito? Elegid uno, apuntadlo en un papel, y enseñádmelo. Elegiré el mejor.
Me parece que no lo dije antes, pero efectivamente Bono habla de él en tercera persona.
El caso es que los tres nos dispusimos a escribir en un folio de la carpeta del curso, con nuestro boli del curso, el problema que más nos preocupaba. ¡Qué difícil es elegir uno! Sobre todo cuando quieres agradar a Bono. O sea, yo el curso lo hacía por mí, por ser mejor persona, pero era indudable que también me moría de ganas por gustar más que el estudiante senegalés y por supuesto más que el hostelero bávaro.
Intenté que ese sentimiento de ambivalencia no me afectara, pero por hache o por be lo que puse en el papel fue "la paz".
-¿Cómo la paz, Joaquín?
-Sí, bueno, quiero decir... la falta de ella.
-Bien, Bono elige "el cambio climático".
El cambio climático era lo que había escrito Nafissatou Kounda.
-Aunque también está muy bien "las desigualdades sociales", ¡bien por ti, Otto!
Sé leer entre líneas, le gustaron todos los problemas menos el mío.
Dos horas de bla, bla, bla después llegó el momento en el que teníamos que escenificar la situación de la tierra, o algo así. Era la segunda parte del curso. Os juro que lo di todo, incluso culebreé por el suelo para representar el sufrimiento, pero por supuesto el que se llevó los elogios fue Nafissatou. ¡Claro! Él hizo una danza animista. ¿Era yo o Bono me estaba haciendo de menos? Y os voy a ahorrar tiempo, no terminé el curso intensivo. Y no lo terminé porque me expulsó. Juzgad por vosotros mismos. Yo le dije que me tenía manía y que yo era tan filántropo como los demás. Él se hizo el extrañado y me dijo que allí no estábamos para decidir quién era más bueno o más malo, sino para hablar de los problemas del mundo e intentar solucionarlos. Yo le dije que todo lo que él quisiera, pero que dejara de hacerme de menos. Entonces se rió, me ignoró y se puso a hablar con Otto y el dichoso estudiante senegalés. ¡Me ignoró! Entonces fue cuando le dije que si era tan bueno y tan valiente, por qué había rechazado presentarse a la alcaldía de Madrid, y creo que también le dije gallina. Y fue cuando me expulsó. Y no me devolvió el dinero, que por cierto me había ganado actuando en la boda de Paulina Rubio. Me tenía que haber comprado los tres ponis.
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