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Nicanor Zabaleta y el arte de modernizar el arpa

Una exposición reivindica durante la Quincena la figura del músico donostiarra

El compositor Maurice Ravel dijo en su día que en Nicanor Zabaleta "el artista es tanto e incluso más grande que el arpista". La Quincena Musical de San Sebastián aprovecha el centenario del nacimiento del músico donostiarra para rendirle homenaje con varios recitales y una exposición que repasa su vida personal y artística. Abierta hasta el próximo 31 de agosto en el Teatro Victoria Eugenia, la muestra resalta la labor que llevó a cabo Zabaleta para modernizar el arpa y lograr que ocupase el lugar que le correspondía como instrumento de concierto.

Zabaleta (San Sebastián, 1907-San Juan de Puerto Rico, 1993) comenzó sus estudios de arpa a los siete años. Su primer instrumento fue una Érard que ahora luce en el propio Teatro Victoria Eugenia. Terminada su formación, intentó sin éxito ingresar como profesor en el Conservatorio de Madrid. Se incorporó entonces como arpista a la Banda Municipal de la capital española.

En 1934, viajó a EEUU y debutó con la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Fue el inicio de una aventura en la que el intérprete sumó más de 3.000 actuaciones en todo el mundo y decenas de grabaciones discográficas. La muestra repasa esta trayectoria y la va salpicando de fotografías que recuerdan algunos de los momentos más destacados de su vida personal y artística.

Uno de los momentos que se rememoran fue su ingreso en 1998 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con un discurso titulado El arpa en España de los siglos XVI al XVIII. Antecedentes históricos. Además de un virtuoso arpista, Zabaleta fue un riguroso investigador del repertorio antiguo de este instrumento, pero, sobre todo, fue "un hombre de su tiempo", que modernizó técnicamente el arpa y apoyó la renovación de su repertorio. "Sedujo a grandes compositores coetáneos para que escribieran obras de arpa, un instrumento un poco carente de repertorio propio. Puso el arpa al día", subrayó ayer el comisario de la muestra, Nico Basarrate.

El músico donostiarra desarrolló buena parte de su carrera en Suramérica. Allá por 1954, un cartel del concejo de Ibagué, en Colombia, le recibía así: "Registra como fausto acontecimiento histórico la presencia en la ciudad del insigne artista Don Nicanor Zabaleta".

Ese cartel se puede contemplar en la exposición junto a la relación de premios y reconocimientos que recibió a lo largo de su vida. Y al lado de uno de los álbumes en los que su familia fue guardando recortes de prensa y programas o junto al dibujo de unas manos que le dedicó Eduardo Chillida.

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El homenaje de la Quincena a Zabaleta arrancó el lunes reservándole uno de los recitales de la jornada inaugural. Durante los próximos cuatro domingos, el museo Chillida-Leku acogerá sendos conciertos que revisarán el repertorio del arpa desde sus inicios hasta hoy. El próximo 31 de agosto, la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la arpista Frédérique Cambreling ofrecerán una actuación en memoria del músico.

La Quincena también se ha querido sumar al quinto centenario de la iglesia donostiarra de San Vicente, donde cada viernes de este mes se celebrará un concierto. La Escolanía Easo abre mañana el ciclo, que continuará con la Escuela Gregorianista Donosti-Ereski, el Concerto Donostiarra y el txistulari Jose Ignazio Ansorena y la organista Koro Saenz.

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