Los empleados de la piscina municipal Plata y Castañar sufren la segunda agresión en 10 días

Un trabajador del polideportivo municipal Plata y Castañar, en el distrito madrileño de Villaverde, fue ayer agredido por un usuario, que le propinó un puñetazo, según denunció el delegado de Salud Laboral de UGT del Ayuntamiento de Madrid, Juan Carlos Rodríguez. Ésta es la segunda agresión que sufre un trabajador del mismo polideportivo en los últimos 10 días a manos de usuarios de este equipamiento deportivo.

En esta ocasión, la víctima se encontraba en la puerta de entrada al polideportivo cuando fue agredido por un hombre, según indicaron las mismas fuentes. El trabajador, según dijo Rodríguez, se marchó del lugar con una fuerte crisis de ansiedad, aunque no requirió atención médica. UGT atribuye la crisis de ansiedad del trabajador agredido al hecho de que los trabajadores del polideportivo "están amenazados" a raíz de la denuncia y petición de protección policial permanente que se solicitó tras el incidente anterior, ocurrido el pasado día 18.

Ese día, otro trabajador de este centro deportivo tuvo que ser ingresado en un hospital al perder el conocimiento, tras ser agredido de un cabezazo por un usuario de la piscina. Según informaron entonces las mismas fuentes, una mujer de etnia gitana se metió en la piscina completamente vestida y fue apercibida por el médico del polideportivo, quien la invitó a salir de la misma por motivos de seguridad e higiene.

La escena era presenciada de cerca por tres técnicos de mantenimiento cuando, sin mediar palabra, un familiar de la mujer de unos 40 años le dio un fuerte cabezazo a uno de ellos.

Tras el incidente, la piscina, que pertenece al Ayuntamiento de Madrid, fue desalojada y clausurada, y se solicitó presencia policial constante, ya que, según este dirigente sindical de UGT, se trata de un polideportivo conflictivo en el que se registran "muchos problemas".

La presencia policial se ha incrementado pero, según Rodríguez, no es permanente, y ayer el agresor aprovechó que en ese momento no había agentes para pegar al trabajador, del que, y por motivos de seguridad, el sindicato no quiso revelar la identidad.