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Imaz matiza el alcance del preacuerdo con el PSE y Batasuna

La voladura controlada de la información sobre los preacuerdos logrados entre PNV, PSE-EE y la ilegalizada Batasuna en octubre pasado en las denominadas conversaciones de Loiola mantenidas a tres por estas formaciones fue ayer matizada por el presidente de los peneuvistas, Josu Jon Imaz. La voluntad del líder del PNV es evitar que la difusión de ese preacuerdo -cuyo borrador, ya conocido, fue publicado en su integridad por los rotativos del grupo de Diario de Noticias- salpique en estos momentos al PSE y a Zapatero.

Imaz, en declaraciones a Europa Press, negó ayer que se llegase a "ningún acuerdo político" en esos contactos, aunque sí admitió que el contenido del borrador difundido ayer formaba parte de las "aproximaciones que sí hubo en algunas materias, pero no hubo un acuerdo político entre las tres formaciones".

Los socialistas vascos han admitido en privado los últimos días el daño que puede hacerles la publicación ahora de este material, aunque mantienen públicamente, como Imaz, que "no hubo ningún acuerdo político" en esas conversaciones.

Fuentes conocedoras de la crisis que se produjo en el santuario de Loiola, en la localidad guipuzcoana de Azpeitia, en la segunda semana de noviembre, han asegurado que fue en ese momento cuando Batasuna elevó el listón de sus peticiones frente al preacuerdo sellado en octubre. Imaz lo contó ayer de esta manera: "El Partido Socialista puso objeciones en algunos puntos, fundamentales, los referidos al tema de Navarra, pero también a otras materias". Y tras la "condición" de Batasuna de lograr una autonomía vasco-navarra en tres años, la oposición del PSE fue "frontal". La segunda semana de diciembre, Imaz y López se reunieron y dos días después lo hicieron delegaciones de PNV y Batasuna. Fue entonces cuando los radicales les explicaron que estaban pendientes de las "noticias" de ETA, que entonces ultimaba la reunión con el Gobierno socialista.

Desgastar a Zapatero

Socialistas y peneuvistas, sabedores de que si el proceso se frustraba, Batasuna y ETA iban a aprovechar las conversaciones (con los partidos y con emisarios del Gobierno) para desgastar a Zapatero y a ellos mismos, acordaron ya entonces que en ningún caso darían carta de naturaleza a la filtración de ningún borrador. Algo que hicieron en octubre de 2006 cuando Abc dio cuenta de la existencia de un preacuerdo sobre el derecho a decidir y Navarra.

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En realidad, la oposición frontal a las exigencias de Batasuna -Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria- también vino del mundo peneuvista. Fue el propio Imaz el que le dijo a Otegi que el PNV, pese a poder compartir algunas propuestas en materia de territorialidad, no podía aceptar los nuevos planteamientos impuestos por ETA en la mesa. "Ni como abertzales ni como demócratas". El resto, ya es historia: el 30 de diciembre, ETA voló el proceso con la bomba en la T-4, dilapidando también la credibilidad de Batasuna.

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