Tres de tres
El candidato del Partido Socialista de Euzkadi a la Diputación de Álava ha jugado de farol: después de sugerir que contaba con votos suficientes, sus apoyos se limitaban a los de Ezker Batua. Eso suponía el empate con el candidato del Partido Popular, pero la derrota frente al del PNV, Xavier Agirre, que se alzó con la victoria gracias a Eusko Alkartasuna. Se da, así, la circunstancia de que el tercer partido logra la Diputación alavesa por la falta de acuerdo entre las dos fuerzas más votadas, el PP y el PSE. El cruce de reproches no se ha hecho esperar.
Pero la elección de Agirre como diputado general de Álava ha tenido efectos colaterales que van más allá del recrudecimiento de la disputa entre los dos principales partidos de ámbito estatal. Ezker Batua ha roto la disciplina de voto que, en principio, hacía suponer su presencia en el Gobierno tripartito de Ibarretxe. En lugar de aunar fuerzas con quienes siguen siendo sus socios en Vitoria, prefirió aproximarse a los socialistas, abriendo una crisis de confianza en el Ejecutivo autonómico. Pero, además, la victoria de Agirre puede afectar a los equilibrios de poder en el PNV, a pocos meses de las elecciones para la presidencia del partido. Si los nacionalistas salen reforzados al recuperar las diputaciones de las tres provincias vascas, Egibar ve incrementado su poder en la medida en que dos de ellas estarán ocupadas por dirigentes próximos a sus tesis.
Tras las sinuosidades de la formación del Gobierno en Navarra, el desenlace de la elección del diputado general en Álava vuelve a demostrar la correlación de fuerzas entre socialistas y populares: unos no pueden gobernar si no es con mayoría absoluta y otros no aciertan a tejer mayorías alternativas.
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