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Reportaje:

Un complejo traje a medida

La compra del 4,9% del BBVA por Manuel Jove, valorada en 3.200 millones, exige un complicado diseño que incluye un crédito de 2.500 millones y un seguro por si caen las acciones

Íñigo de Barrón

Ingeniería financiera, en el buen sentido, pero más compleja que el mecanismo de un reloj suizo. Quizá porque el diseño ha sido de UBS, un banco privado con sede en Ginebra. La entrada del empresario Manuel Jove (A Coruña, 1941) en el BBVA se ha producido tras una compleja operación que ha puesto a prueba la capacidad de esta entidad financiera.

El banco ganó 3.374 millones hasta junio, un 1,1% más que el mismo periodo de 2006

El hecho es que a partir de hoy Jove será titular, con todos los derechos políticos, de 174,08 millones de acciones del BBVA, equivalentes al 4,9% del capital. A la vuelta del verano, cuando tenga el plácet del Banco de España, comprará un 0,1% adicional y se hará con el 5% de las acciones. Fuentes del mercado creen que cuando Jove tenga esta posición, podría pedir un puesto en el consejo de administración del BBVA. Así daría más solidez al consejo del banco, que sólo tiene el 0,05% del capital, y reforzaría a su presidente, Francisco González. Ayer, José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado, afirmó que el empresario "no quiere estar en la gestión, lo que supone que no se incorpora al consejo".

Otra de las incógnitas es cómo UBS ha logrado reunir un paquete tan grande de acciones sin que se disparen en Bolsa. UBS sólo reconoce que este banco suizo ha intermediado "para reunir estas acciones", pero sin ofrecer más detalles. Lo cierto es que Jove lleva más de un mes planeando esta operación.

De su capital, calculado en unos 4.000 millones, el empresario gallego sólo desembolsará entre 600 millones y 700 millones para una operación valorada en 3.200 millones. Los 2.500 millones restantes serán financiados por algún banco y, en su mayoría, por inversores institucionales, que comprarán bonos a cinco años. A cambio, recibirán el 3,3% de rentabilidad anual. Las garantías de la operación son el patrimonio de Jove y las acciones del BBVA.

Al cabo de cinco años, en julio de 2012, Jove podrá devolverles el dinero que valgan las acciones o las propias acciones. Si quiere abandonar la inversión antes, también puede hacerlo. Pero en ese caso pagará a los bonistas unas penalizaciones por ello. Si antes de 2012 hay una OPA o una fusión, la operación continuaría y al final se entregaría el equivalente monetario a las acciones del BBVA.

Aunque Jove ha dicho que confía en la gestión del BBVA, lo cierto es que se ha protegido con un seguro por si se deprecian los títulos. A cambio, si suben mucho, también perderá parte de la revalorización, que se llevará UBS.

Por otro lado, el BBVA presentó ayer los resultados del primer semestre. La entidad logró un beneficio neto de 3.374 millones, un 1,1% más que los seis primeros meses de 2006. Este resultado incluye los 696 millones de plusvalías por la venta del paquete en Iberdrola y los 235 millones obtenidos con los inmuebles. También se ha dotado con 200 millones la Fundación BBVA para las Microfinanzas. En el primer semestre de 2006 la entidad se apuntó 1.157 millones extras por la venta de su participación en Repsol, Banc d'Andorra y BNL. Así, quitando todos los extraordinarios, el beneficio del grupo creció un 20,4%, hasta los 2.624 millones.

El banco, que espera adelantar a septiembre la compra del Compass de Texas, obtuvo el 63,4% del resultado en España; el 24,1% en México, y el 8,9% en América del Sur. El resto, en Estados Unidos y otros países. La entidad ha puesto el énfasis en agrandar "las mandíbulas comerciales", según Goirigolzarri, un concepto que consiste en elevar los ingresos más que los gastos. Esta es la expresión más utilizada por Alfredo Sáenz, consejero delegado del Santander.

José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado de BBVA, durante la presentación de resultados.
José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado de BBVA, durante la presentación de resultados.EFE

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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