El Cofidis también deja el Tour
Su corredor Moreni, positivo por testosterona y detenido por la policía en el control antidopaje
La esquizofrenia se mide en el Tour a simple vista, no hacen falta test ni aparatos especiales. Un ejemplo. Ayer, al mediodía, en Orthez, los siete corredores del Cofidis participaban junto a los de siete conjuntos más, cinco franceses y los dos alemanes, en una sentada reivindicativa encendida por el positivo de Vinokúrov anunciado la víspera. Entre los sentados, que recibieron el aplauso del público y forzaron los pitos hacia los demás, principalmente hacia el líder Rasmussen, estaba Cristian Moreni. Por la tarde, el ciclista italiano descendía del Aubisque en coche policial, la policía registraba su hotel y su equipo se retiraba del Tour.
La carrera empezó con 21 equipos. Ayer, después de la retirada voluntaria del Cofidis, ya sólo quedaban 19. Los dos que se han ido, la víspera lo había hecho, invitado, el Astana, han sido víctimas del mismo problema, un control antidopaje positivo de uno de sus corredores, Vinokúrov por parte de los de Kazajistán; Moreni, por parte francesa.
El Gobierno de Sarkozy respalda al Tour y se muestra favorable a endurecer las sanciones
En Francia, como en España y en Italia, el dopaje, según el código penal es delito, y las autoridades judiciales, fiscales sobre todo, y la policía se lo toman muy en serio, sobre todo cuando afecta al ciclismo y a una prueba tan mediática como el Tour, donde cualquier anécdota se convierte inmediatamente en noticia en todos los rincones del mundo. Así que teniendo en cuenta este detalle, el clima de sospecha que rodea al líder, la pesadilla en que el comportamiento de Vinokúrov ha sumido al Tour, la presión social sobre el asunto y los antecedentes del caso Festina, a muy pocos de los presentes les extrañó que a la puerta del control antidopaje, en la cima del Aubisque, el mismo jefe que mandaba el martes por la noche a la brigada de la OCLAESP en la Operación Palmeraie detuviera al ciclista italiano Cristian Moreni, 54º en la general, a 1h 56m 11s del líder, que acababa de orinar y que efectuó el descenso de vuelta a Pau sin bicicleta y más rápido que ningún otro corredor: en el asiento trasero de un coche policial al que dos motos con sirenas abrían paso.
Aunque oficialmente se sortea a aquellos corredores que deben pasar cada día el control, la presencia de Moreni, de 34 años, italiano de Mántova, en el furgón antidopaje era todo menos casual. Poco después de terminar la etapa, en el puesto 41º, a 21m 36s de Rasmussen, el comisario de la UCI le notificó que había resultado positivo por testosterona tras el control del martes 19 de julio. Por eso, y para contar con más pruebas en caso de que al corredor, positivo por la misma sustancia que Floyd Landis el año pasado, le diera por alegar que el laboratorio de París no sabe analizar, le designaron para un nuevo control. Precaución inútil. Forzado por el mánager del equipo, el creíble Eric Boyer, Moreni renunció a su derecho a solicitar el contraanálisis, por lo que asume oficialmente su positivo. Moreni, cuyos mayores logros han sido el campeonato italiano de 2004 y sendas etapas en el Giro y en la Vuelta a España, fue inmediatamente expulsado de carrera y será suspendido dos años
La Unión Ciclista Internacional (UCI) recordó ayer que durante el Tour se han intensificado los controles. Las semanas precedentes al Tour se realizaron más de 180 controles fuera de competición y el plan de la carrera prevé 400 análisis de sangre antes del comienzo de las etapas, 140 controles antidopaje urinarios -como el que cazó a Moreni- y unos 40 de sangre -como el que detectó la transfusión homóloga de Alexander Vinokúrov- que se efectuarán con las técnicas más modernas en el laboratorio de Châtenay-Malabry, en París.
Ironías del destino, el Cofidis, el equipo de Moreni, es uno de los fundadores del Movimiento para un ciclismo creíble (MPCC), organización que agrupa a los seis equipos franceses en el Tour más los alemanes del Gerolsteiner. Este grupo organizó ayer, precisamente, su acto fundacional: una sentada de cinco minutos de sus corredores en la salida de Orthez para proclamar su limpieza y la posibilidad de un ciclismo limpio, para protestar contra Vinokúrov y para pedir la expulsión de Rasmussen. Boyer, que se hizo cargo del equipo hace dos años, después de que otro escándalo salpicara a sus mejores corredores -Vandenbroucke, Millar, Lelli y Gaumont- y de que algunos miembros del staff anterior fueran condenados por dopaje organizado, explicó rápidamente por qué no había contradicción alguna entre sus proclamas públicas y la actuación privada de sus corredores. "Hemos escuchado al corredor, quien ha asumido su plena responsabilidad y ha desvinculado totalmente al equipo de su proceder", dijo Boyer, a quien el Tour no ha pedido, como sí pidió al Astana, que retire a todo el equipo por el positivo. "Ha sido un momento de debilidad". Conscientes de su compromiso, los patrones de la firma de crédito por teléfono decidieron voluntariamente retirar al equipo.
La explicación no convenció excesivamente al fiscal de Toulouse, Paul Michel, quien tras tener ocupada a la policía el martes registrando el hotel del Astana envió ayer por la tarde a los agentes a hacer lo propio en el Novotel del Lescar, donde se aloja el Cofidis. Horas antes, por la mañana, el fiscal había dejado en libertad sin cargos a los ocupantes de un coche del Astana que habían sido detenidos la víspera en un peaje de la autopista A-64. En el registro de los equipajes del vehículo no se hallaron sustancias dopantes.
El Gobierno francés, por boca del portavoz de Nicolas Sarkozy y de la ministra de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot, mostró todo su apoyo a la lucha contra el dopaje y se mostró favorable a endurecer las sanciones.
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