Pionera en la diversión acuática

Torremolinos fue la primera ciudad española en contar con un parque acuático. Fue hace ya 23 años, en 1984, cuando a las entonces afueras del municipio abrió sus puertas Aquapark. Pero el reinado en solitario del hoy Aqualand Torremolinos duró bien poco. Apenas un año después encontró la rivalidad del Parque Acuático de Mijas, repartiéndose ambos desde entonces los favores de los amantes de este tipo de recintos de ocio. Un reparto de clientes que da para los dos e incluso, como se ha demostrado después, para otro parque acuático más: el AquaVelis, ubicado en Vélez-Málaga, en la costa oriental malagueña.

Con tres parques acuáticos, Málaga lidera este segmento del ocio en Andalucía, donde funcionan en la actualidad 12 parques acuáticos. El secreto del éxito de estos recintos es sencillo: ofrecer diversión para todos los públicos. Su carácter familiar y las atractivas instalaciones que ofertan los convierten en una refrescante y sugerente alternativa para pasar una divertida jornada estival.

Eso es lo que, precisamente, buscaban el pasado martes las más de 2.500 personas que acudieron al Parque Acuático de Mijas. Este parque presenta una ventaja respecto a sus competidores: su manejable dimensión, que evita los pesados desplazamientos bajo el sol entre una atracción y otra. "La verdad es que está todo a mano y no tienes que recorrerte todo el parque para ir de un sitio a otro", resalta Raquel Báez, vecina de Fuengirola y habitual del parque mijeño.

"Vengo varias veces al mes con mi madre, porque a mi hermano pequeño le encanta", apunta mientras embadurna de crema protectora a su hermano Alejandro, que a sus nueve años es un auténtico maestro en describir las emociones que se sienten en cada atracción. "Lo que más me gusta es la piscina de olas y el Río Bravo -un torrente de agua que se baja encima de un flotador gigante-", dice. "Lo mejor es que los niños están muy controlados por los monitores y que hay atracciones específicas para los más pequeños", añade Raquel.

Algo que comparten con Raquel la pareja de treintañeros que forman Steven y Brenda Nocks, que han acudido al parque acuático con sus dos hijos de tres y dos años, Steven y Rachel. Los cuatro forman parte de otro de los patrones de clientes tipo del parque: turistas alojados en un hotel todo incluido que compraron un paquete que incluía la visita al parque. Las pulseras de plástico de colores que lucen en sus muñecas les delatan, al igual que a varias decenas de extranjeros que hacen cola en alguna de las atracciones.

"Hemos venido con un grupo del hotel y mientras que nosotros nos divertimos en las atracciones de adultos, los niños se pueden quedar en la piscina infantil al cuidado de un monitor", apunta en un precario español Rachel, que luce un sonrosado y preocupante moreno.

Las Pistas Blandas; el Río Aventura; el Laberinto de Toboganes o el Río Bravo son algunas de las atracciones que más público atraen. Sin duda, la descarga de adrenalina y la posibilidad de recorrer algunas de ellas en grupo con los amigos son sus principales atractivos. "Están bien, pero la mejor de todas es el Kamikaze. Tienes que hacer un rato de cola, pero merece la pena", explica la quinceañera Saray de la mano de su amiga Carla mientras esperan a que sus "novios" se tiren por el tobogán de 15 metros de altura.

"El parque tiene tirón entre todo tipo de gente y de todas las edades. Desde que abrimos en mayo y hasta finales de septiembre la afluencia de público no deja de crecer. Ahora mismo acogemos a más de 2.500 personas al día, pero en agosto podemos rozar los 2.800. Eso supone que cada temporada pasan por el parque en torno a las 250.000 personas", indica Eulogio Sánchez, director del Parque Acuático de Mijas, uno de los parques españoles mejor valorados en cuanto a seguridad y calidad de las instalaciones según diversos estudios realizados por asociaciones de consumidores.