El atleta herido por una jabalina pide a la IAAF que mejore la seguridad
"¿A qué esperan, a que haya un muerto?". Salim Sdiri, el saltador de longitud francés alcanzado por una jabalina el pasado viernes en la reunión de la Liga de Oro en Roma, acusó ayer a los responsables de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) de mantener unas medidas de seguridad insuficientes. Sdiri, de 26 años, sufrió el impacto en el costado derecho de una jabalina lanzada desde unos 85 metros por el finlandés Tero Pitkämäki, subcampeón de Europa, de 24 años. El golpe le produjo una herida de siete centímetros, aunque no le afectó a ningún órgano vital. "Podría haber sido mucho más grave. Durante el calentamiento las jabalinas no caían lejos de nosotros e imaginé que una se me clavaba en el pie", afirmó Sdiri en el diario L'Équipe.
"Mi accidente debe servir para cambiar las reglas", pidió el atleta, partidario de que las pruebas de jabalina se disputen "cuando no hay nadie en la pista o en otra área". Pitkämäki le pidió perdón. "Fallé yo. Giré demasiado el hombro y la jabalina se salió del límite", dijo. "No fue su culpa, hacía su trabajo", le respondió Sdiri.
El accidente de Roma no es el primero en un estadio. En septiembre de 2006, la jueza Lia Mara Lorenco recibió en Brasil el impacto de una jabalina que le atravesó el pie. Y en los campeonatos mundiales de París en 2003 un martillo aterrizó en la pista de 100 metros. La IAAF ha avanzado en dos ocasiones, en 1986 y 1992, el centro de gravedad de la jabalina para acortar la distancia alcanzada.
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