Alegret relata en el Parlament sus críticas al estado de la Justicia

Tres años después de ser nombrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, María Eugenia Alegret acudió ayer por primera vez al Parlament para rendir cuentas de la memoria judicial de 2006. En ese debut dibujó un panorama muy crítico con la situación de la Justicia y con la actuación de algunos poderes públicos, que encontró eco en las fuerzas de la derecha y reparos en la izquierda.

Durante más de 45 minutos Alegret relató con detalle las carencias de la Justicia y repartió críticas para la Generalitat y el ministerio. Sobre el Consejo General del Poder Judicial, dominado por la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, a la que ella pertenece, apenas hizo alusión.

Sostuvo Alegret que 2006 fue "un año más perdido" en la mejora del rendimiento del personal y la reorganización de la oficina judicial. Por eso reclamó "medidas eficaces" y exigió de la Generalitat que asuma sus competencias. La presidenta del TSJC también constató la incesante movilidad, que el año pasado fue del 15% en el caso de los jueces, del 40% en los secretarios y del 35% en los funcionarios. Esas plazas se cubren con interinos que no tienen formación, añadió.

Alegret explicó que también hace falta "una nueva política de personal" y constató la "falta de participación" en la Ciudad Judicial, la obra más importante en materia de justicia que se está acabando en Cataluña sin apenas consultar a jueces, fiscales ni abogados. Fue la ex consejera Núria de Gispert (CiU) quien se refirió a esa marginación con ironía: "A eso se le llama transparencia, participación y diálogo, que prometió el consejero Vallès y que ha heredado su sucesora".

Salvador Milà (ICV) explicó a Alegret que a su grupo le interesaban las cuestiones concretas, no los grandes números que había oído. Lídia Santos (PSC) reclamó un nuevo sistema de acceso a la carrera judicial que no pasara por la oposición pura y dura y la diputada del PP Montserrat Nebrera aplaudió la intervención de Alegret. Al final, la presidenta del TSJC matizó que no había querido transmitir una imagen pesimista de la Justicia. Nada dijo, por el contrario, de cuál había sido su gestión concreta para que las cosas cambien.