Un rodaje entre objetivos
Allen filmó ayer en Barcelona la primera escena de su película
Una turista rubia se pasea por la Barceloneta. De repente se para y toma una foto. La escena sucede cada día decenas de veces, pero pocas veces la turista repite hasta 10 veces el gesto y, por descontado, nunca hay tanta expectación de cámara y curiosos (la verdad es que de éstos, menos que de periodistas) siguiendo la escena. Es el primer día de rodaje de la película de Woody Allen en Barcelona y la turista en cuestión no es otra que la actriz Scarlett Johansson, ataviada de forma informal con camiseta de tirantes y cazadora tejana y, como el director, pugnando por evitar la persecución de las otras cámaras que no son estrictamente las del Summer Project.
Hacia las nueve de la mañana, Allen y su equipo se presentaron en el barrio de pescadores, y sobre todo de restaurantes y playa, de la Barceloneta. Allí rodaron sus primeras escenas. El acceso al set estuvo todo el tiempo controlado por los mossos d'esquadra y por un amplio dispositivo de seguridad, pero consiguieron poca tranquilidad.
Por la mañana, el rodaje se concentró en un prestigioso restaurante de la zona, aunque, curiosamente, a la hora de la comida todo el equipo, incluido Allen, almorzaron un catering en una caravana que les protegía del acoso de los curiosos. Por la tarde, el rodaje se trasladó a la playa. Allí grabaron durante horas sólo un par de escenas. En la primera, Johansson saludaba con un beso a una mujer sentada en un chiringuito. En la siguiente, la actriz sacaba fotos hacia el muelle del Reloj del puerto de Barcelona. Llegó a repetir esta última escena 10 veces; una de ellas porque la actriz se olvidó de abrir el lente de la cámara. Se habría despistado con tantos objetivos delante.
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