José María Munárriz, un histórico del Sporting
Fue portero de fútbol de Primera División, árbitro y entrenador
Quién iba a decirle al niño que pegaba patadas a un balón de trapo en su Deusto natal que 22 años después de su nacimiento iba a ser protagonista de una de las mayores gestas deportivas del Sporting de Gijón. Y es que el domingo 14 de febrero de 1948 -quizás a las cinco de la tarde, como en las grandes citas- el Sporting vencía, por primera vez en su historia, al Real Madrid en el antiguo Chamartín (un saque suyo de puerta, después de una nueva parada -los diarios deportivos madrileños destacaban en titulares al día siguiente que Munárriz salvó el partido- permitió al delantero centro, Pío, marcar el gol de la victoria).
El niño que creció hasta convertirse en un mozarrón de 1,90 de estatura, repartió su trayectoria deportiva entre el Círculo Popular de La Felguera, el pueblo de Asturias donde vivía, y el Sporting de Gijón, en donde completó ocho temporadas, cinco de ellas como titular en primera división. Después, año 1952, ocupó la portería del Avilés, que por primera y única vez en su historia disputó la liguilla de ascenso a primera división, para, a la temporada siguiente, fichar -nada menos que por 100.000 de pesetas de entonces- por el España de Tánger.
Hace días que se nos fue el contemporáneo de Piru Gainza o de Telmo Zarra, entre otros, el único futbolista que fue también entrenador y árbitro, el amigo generoso que derrochaba simpatía por las cuatro esquinas de su corpulenta humanidad, el padre de Miguel y de Chema, el que vivió por y para el fútbol -su cartera era un museo de fotografías-, el que acostumbraba a decir, con un tono jocoso pero humilde a la vez, que el partido terminó cero a cero, y Munárriz de portero.
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