Fecha redonda

"¡Hoy es el 7 del 7 de 2007!", se escuchaba ayer machaconamente por todo Lisboa, que, al cierre de esta edición, se preparaba para acoger la gala final de la elección de las siete nuevas maravillas del mundo. Ese invento del suizo Barnard Weber que tanta expectación ha suscitado y que ha conseguido sumar más de 90 millones de votos. "Adiós maravilla", se atrevía a soltar algún taxista con sentido del humor probablemente afectado tras oír hablar del tema todo el santo día. Sin embargo, el ambiente en los alrededores del estadio Da Luz una hora antes de que comenzara la gala resultaba un tanto decepcionante. Muchas banderas de los patrocinadores, pero ni un cartel espontáneo apoyando a los monumentos en competición. Muchos empleados de la organización y periodistas, pero poco público entusiasta.

¿Y qué tipo de gente viene a un espectáculo como éste? Parejas y familias, como María Luisa, una señora de 64 años que ha arrastrado consigo a su hija y a su nieta. "Va a ser un espectáculo único", era la justificación más extendida. También había algún que otro turista, aprovechando que pasaba por allí. Como Adam y Fátima, un matrimonio surafricano, con la familia y las amigas mexicanas, Andrea y Carmen, de 18 años. Aunque la Alhambra nunca ha estado entre las favoritas, la delegación granadina decía sentir "buen feeling", según explicaba María del Mar Villafranca, directora del Patronato del monumento nazarí. Rosa Torres, consejera de Cultura andaluza, también describía sus sensaciones: "Estamos ahora en ese punto medio entre la ilusión y el entusiasmo de que suceda lo mejor".