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Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

Las cuentas no cuadran

Italia no logra controlar sus abultados déficit fiscal y deuda pública

El Gobierno italiano acaba de presentar su nuevo Plan Económico que incluye un aumento del gasto público mayor que el comprometido con la Comisión Europea. La UE y el FMI han criticado esta medida porque consideran que podría poner en riesgo la reducción del elevado déficit fiscal, que el año pasado llegó al 4,4% del PIB mientras que la deuda pública supera el 106% del mismo.

El FMI ha calificado el presupuesto italiano como "demasiado rígido", debido a que el 90% del gasto del Gobierno se fija por anticipado
La Comisión ha advertido en numerosas ocasiones que el buen momento económico debe ser aprovechado para mejorar la consolidación fiscal

Las prioridades del Gobierno italiano han cambiado. El Ministro de Economía Tommaso Padoa-Schioppa ha presentado un nuevo plan económico que incluyen más gastos públicos y nuevas metas de consolidación fiscal, inferiores a las comprometidas en abril con la Comisión Europea. El comisario de Asuntos Monetarios de la UE, Joaquín Almunia ha expresado su profunda preocupación porque las cuentas italianas vuelvan a estar en peligro. La UE abrió en 2005 un expediente sancionador a Italia por déficit excesivo.

El Plan indica que los presupuestos de los próximos ejercicios se elaborarán con un déficit de 2,5% para este año, a diferencia del 2,3% planeado originalmente. En 2008 está previsto bajar a 2,2% y a 1,9% en 2009. Italia es el país que más ha vulnerado el Pacto de Estabilidad de la UE, con sucesivos déficits fiscales que superan el 3% del PIB desde el año 2003 y que el curso pasado ha logrado un nuevo récord, situando el desequilibrio fiscal en un 4,4%, el más alto desde 1996.

Lógicamente los reajustes también afectan a la deuda pública italiana, la más alta de la zona euro y de las más abultadas de la Unión Europea y el mundo. El plan italiano, denominado DPEF, proyecta un ratio de deuda-PIB en 105,1% este año, en 103,2% el próximo y en 98,3% en el 2010. Actualmente la deuda del país representa el 106,8% del PIB, un problema que se arrastra desde hace más de una década, cuando este indicador ya llegaba al 124%. Los pagos de intereses de esta deuda de 91.400 millones de dólares absorben cerca de cinco puntos del PIB italiano.

La Comisión ha advertido en numerosas ocasiones que el buen momento de las principales economías del continente debe ser aprovechado para mejorar la consolidación fiscal y ha pedido a los gobiernos que no utilicen la bonanza para relajar el gasto público. Italia crecerá probablemente un 2% este año, en línea con la UE, pero según advierte la Comisión y otros organismos, el presupuesto planteado no está ayudando a cumplir estos objetivos comunitarios.

El FMI ha calificado el presupuesto italiano como "demasiado rígido", debido a que el 90% del gasto del Gobierno se fija por anticipado. También solicitó una moderación de lo que describe como una relativamente alta carga impositiva y más transparencia en la asignación de los recursos. La Comisión también ha advertido que el presupuesto italiano debe reflejar un mejor uso de los recursos en materia productiva.

Y mientras, los problemas se acumulan para el primer ministro Romano Prodi. Las negociaciones sobre las reformas al sistema de pensiones han fracasado nuevamente después de que los sindicatos rechazaron las propuestas de subir la edad de retiro a partir de los 57 años. Las reformas fueron aprobadas bajo el anterior gobierno de centroderecha pero no entrarán en efecto hasta el 2008. Prodi necesita un acuerdo rápido, ya que están en juego 10.000 millones de euros anuales por el aumento de edad de los cotizantes y los ahorros que implicaría a los presupuestos estatales.

La reforma de las pensiones es una de las principales cartas del Gobierno italiano para controlar las cuentas, no obstante, desde diferentes sectores de la coalición gobernante de centro izquierda se pide un cambio de dirección en el gasto de asistencia social y pensiones. Una encrucijada que plantea la posibilidad de seguir con los recortes y la consolidación o relajar el gasto en relación con las elecciones y mejorar su imagen.

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