_
_
_
_
Crónica:Tenis | Wimbledon
Crónica
Texto informativo con interpretación

"Mi mejor partido en hierba"

Un brillante Nadal supera dos 'sets' de desventaja ante Youzhny, con dolores de espalda

Avasallando al galope de su impecable revés. Y en medio del chaparrón retumbaban los gritos en mallorquín de Toni Nadal, tío y entrenador del tenista español: "¡Agresivo! ¡Que te vea fuerte!". Sus consejos: "¡Punto a punto, Rafa! ¡Punto a punto!". Sus ánimos: "¡Seguimos, seguimos!". Y siguió Nadal al calor de su amor propio. El español vivió un ataque de triple personalidad. Fue un jugador a la deriva.

Se convirtió en un campeón a la caza de una oportunidad. Y acabó vestido de tenista imparable tras levantar dos sets de desventaja a base de clase, fuerza y decisión (4-6, 3-6, 6-1, 6-2 y 6-2).

La lluvia suspendió el encuentro entre Ferrero y Federer con 5-5 en la primera manga
El español juega hoy los cuartos de final ante Berdych, al que llamó "estúpido" en Madrid

"He jugado el mejor partido de mi vida en hierba", dijo Nadal, que vio cómo su rival llamaba tres veces al fisioterapeuta para paliar sus continuos dolores de espalda. "He hecho un gran partido, a un nivel muy alto. He aumentado unas cuantas marchas mi ritmo de juego de crucero", continuó explicando, antes de jugar hoy los cuartos de final ante el checo Tomas Berdych. "La clave ha sido la decisión a la hora de encarar los puntos, siempre agresivo y buscando que pasara algo, hacer daño. Sentía la bola de maravilla. Youzhny empezó atacando, sin fallar una..., pero yo siempre estuve ahí luchando e intentando darle la vuelta al partido, aunque un poco a la defensiva. Quizás cometió el error de dejar que me metiera al inicio del tercero. Y esto es una balanza: cuando uno sube, el otro baja".

Antes de que sus caminos se cruzaran, Nadal subiendo y él bajando, Youzhny fue un enemigo de cuidado. Misha, como le llaman sus compatriotas, es todo un showman. La grada le quiere. Cuando pidió aplausos, recibió ovaciones. Cuando imitó los sprints de Nadal, le regalaron palmas. Y cuando enseñó sus colmillos, lanzado, cerró con sello implacable dos sets antológicos. Youzhny mezcló cincel y martillo. Golpes de estilista con finalizaciones de bombardero.

Hasta que tuvo que llamar al fisioterapeuta por sus dolores de espalda, el ruso fue un tenista iluminado. Abrió el encuentro entre gritos, a toque de corneta, fiado a su magnífico revés y a la precariedad del servicio de Nadal. Continuó empujado por sus toques sibaritas, toda la escuela rusa al servicio de un barbudo. Y acabó el duelo -cinco sets y más de tres horas entre nubes, llovizna y viento-, homenajeado por el gentío.

"La lesión es seria y me ha molestado mucho durante el año", explicó. "Tengo un desequilibrio entre el lado izquierdo y el derecho de mi espalda. Hasta ahora había tenido suerte: con tanta lluvia no había tenido que jugar mucho. Hoy estaba esperando que lloviera. Empezó a caer agua, pero duró un minuto. No me ayudó".

A Youzhny no le ayudó la lluvia. Tampoco la espalda. Y mucho menos Nadal, que le acabó cegando con su juego de altos vuelos tras pasarse dos sets con las luces totalmente apagadas. El mallorquín se sintió liberado cuando rompió el servicio del ruso al inicio del tercer set. Fue un momento catártico. Nadal pasó de buscar soluciones desesperadas a desesperar a Youzhny. Encendió el motor de sus piernas, agitó el partido y se encontró con las líneas y el riesgo, con la velocidad y la potencia, todas las claves del tenis moderno reducidas a un juego de niños bajo su mando. El español tuvo tiros inabordables. Restos desconcertantes por agresivos y desmelenados. Y una victoria con serpentinas nacida sobre el páramo de su juego de las dos primeras mangas.

Nadal disputa hoy los cuartos de final ante Berdych. El partido es un doble examen: aunque los dos tenistas jugaron ayer y el lunes, el mallorquín también lo hizo el martes y el miércoles. A la tortura del calendario se une la del rival: pocos jugadores tienen más cuentas pendientes que el español y el checo. Son dos hombres separados por un gesto y un insulto: Berdych mandó callar al público tras ganar a Nadal en el torneo de Madrid y éste le llamó "estúpido". Los dos dicen que está olvidado. Y, sin embargo, hoy juegan mucho más que un partido.

Eso, más que un encuentro, una prueba, tenía también ayer Juan Carlos Ferrero ante Roger Federer, el rey de Wimbledon. El partido debía medir la capacidad competitiva del ex número uno español, un tenista de vuelta a los grandes escenarios tras dos años buscándose a sí mismo. Pero su inicio de partido fue desesperanzador: pronto se encontró tres juegos abajo. Un cuarto de hora después llegaron la lluvia y la tradicional suspensión. Fue el peor parón para Ferrero: el español estaba firmando un set más que meritorio (cinco iguales y 40-40 con servicio de Federer, tras haberle roto una vez el saque al suizo). El partido se reanudará hoy en la pista central tras el Berdych-Nadal, que comenzará a las 11.00, mediodía en España.

Nadal lanza su cinta del pelo al público después de derrotar a Youzhny.
Nadal lanza su cinta del pelo al público después de derrotar a Youzhny.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_