Una España sin romanticismo

Mario Praz (Roma, 1896-1982) es un ensayista fundamental del siglo XX en Italia. Su libro Península pentagonal, que ha publicado recientemente la editorial Almuzara, se lanza a explorar España de una forma sorprendente. Praz rechaza la sarta de tópicos románticos, repletos de pasión y pintoresquismo, enhebrados por los viajeros del siglo XIX. De hecho, el libro lleva como subtítulo La España antirromántica.

Praz viajó por España en 1926. Donde otros vieron sentimientos profundos y autenticidad, el escritor romano encontró monotonía y turismo. La primera edición del libro fue publicada en 1928 en Milán. La segunda edición italiana, a cargo de una editorial florentina, data de 1955. La edición de Almuzara mantiene la dedicatoria de la publicación de 1928 y sigue el texto de la segunda tal y como lo dejó el autor de manera definitiva.

Pero lo mejor es seguir los razonamientos de Praz, que brillan en este fragmento de la introducción de Península pentagonal. "Yo no creo que haya todavía algo que recopilar más allá de los Pirineos por parte de los perseguidores de lo pintoresco. Deberían incluso empezar por renunciar a encontrarlo allí donde más se proclama. Los turistas que van a España con un conocimiento superficial de ideas preconcebidas, procedentes de cualquiera de las fanfarronas corrientes románticas, inevitablemente vuelven desilusionados. Soñaban con encontrar otra Italia (el único país que nunca ha desilusionado, y nunca desilusionará al viajero) y se encuentran algo muy diferente, acerca de lo que no tenían ni el más leve indicio. Encuentran el país sórdido, porque no están preparados para encontrarlo monótono; encuentran que los edificios no producen ni la mitad del efecto que prometían sus imágenes, porque habían rodeado aquellas imágenes con el encanto de famosas vistas italianas. Y en cuanto al carácter de los españoles, no pueden evitar desilusionarse si han tomado al pie de la letra el lugar común sobre el 'pueblo fiero que esconde intensas pasiones bajo la negra capa'. Normalmente los españoles son gente positiva, y mucho menos romántica que las solteronas inglesas y que los empleados de banca en vacaciones".