Alonso acusa al PP de romper las reglas al culpar al Gobierno del atentado en Líbano

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, acusó ayer al PP de "romper un código que se ha mantenido durante años: de los atentados terroristas son culpables los terroristas, y no el Gobierno de la nación". Previamente, el portavoz del Grupo Popular, Eduardo Zaplana, había responsabilizado a Alonso de no facilitar a las tropas medios adecuados de protección ante un atentado "previsible" como el que costó la vida a seis cascos azules el 24 de junio en Líbano. Alonso anunció también que cambiará el decreto de condecoraciones para zanjar la "falsa polémica" sobre las medallas.

Defensa reformará el decreto que regula las distinciones militares para dar cruces rojas

Como en las ocasiones solemnes, Zaplana desembarcó en la Comisión de Defensa del Congreso y desplazó al portavoz habitual del PP. Muy pronto quedó claro cuál era su objetivo. "Ustedes han dicho que en Líbano estamos en misión de paz y que en Irak éramos una fuerza invasora [...] pero los soldados españoles en Líbano desarrollan las mismas misiones y tienen los mismos objetivos que los que fueron a Irak", proclamó, arrancando aplausos de su grupo.

"Reconozca de una vez y sin matices la verdadera naturaleza de su labor y diga de una vez por todas la verdad sobre los riesgos que afrontan", emplazó Zaplana a Alonso, como si éste se sentara en el banquillo de los acusados y no de los comparecientes.

El ministro tuvo sus mejores abogados en los portavoces de los grupos que, como Gaspar Llamazares, de IU, acusaron al PP de utilizar los muertos en Líbano para justificar retroactivamente la invasión de Irak. "Usted dice que los terroristas no distinguen Líbano de Irak. Su problema es que los demócratas sí distinguimos una misión de la ONU de una guerra ilegal", le replicó el socialista Jesús Cuadrado.

En lo que coincidieron todos los grupos, salvo el PP, es en que el apoyo al Gobierno y la misión en Líbano no es incompatible con una autocrítica que estuvo ausente de la intervención de Alonso.

El ministro despejó las dudas sobre el proceso de adquisición de los inhibidores para los vehículos en Líbano asegurando que el Estado Mayor del Ejército actuó "con probidad y diligencia". Según explicó, la fabricación de los dispositivos se hizo en paralelo a la tramitación del expediente, de forma que los seis meses transcurridos desde que se dio la orden de compra hasta que llegaron los primeros inhibidores suponen la mitad del plazo habitual.

Alonso advirtió, no obstante, de que la instalación de los inhibidores llevará de seis a nueve semanas y que éstos "no son una panacea", pues hay otros sistemas de activación de artefactos (como el cable) y ni siquiera cubren todo el espectro de frecuencias.

Respecto al atentado del pasado día 24, Alonso indicó que, a la luz de las primeras investigaciones, se utilizó un coche bomba, con más de 50 kilos de explosivo, activado por radiocontrol, "según la hipótesis más probable". El ministro se remitió al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para atribuir la autoría a una célula yihadista con elementos de fuera de Líbano y apoyo logístico de redes locales.

Alonso insistió en que los informes de los servicios de inteligencia, tanto militares como civiles, señalaban que la probabilidad de un atentado de este tipo era "baja, débil o no significativa", aunque "no descartable", y en que las tropas de Líbano contaban "con los medios más adecuados para cumplir su misión".

Zaplana se basó en esta afirmación, que Alonso ya hizo en septiembre pasado, cuando partieron las tropas, para exigir responsabilidades al ministro. "Yo no sé si los inhibidores hubieran salvado la vida de nuestros soldados. Lo que sí sé es que se comprometió a proporcionárselos y no lo hizo", afirmó. Tras calificar de "previsible" el ataque contra las tropas, insistió: "Entre sus responsabilidades no está tratar de evitar todos los atentados terroristas. Pero sí es su responsabilidad haber incumplido su compromiso de poner todos los medios para que esto no ocurra. Y eso es lo que ustedes claramente no han hecho".

Alonso le respondió desgranando todas las medidas tomadas por el Gobierno socialista para mejorar la seguridad de los militares y recordando que las tropas enviadas por Aznar a Irak y Afganistán carecían de inhibidores y ni siquiera disponían de blindajes en muchos vehículos.

Finalmente, abordó la polémica, atizada por el PP, sobre el color del distintivo (rojo o amarillo) de la cruz del mérito militar concedida a los fallecidos.

El ministro recordó que el decreto vigente fue aprobado en agosto de 2003 por el Gobierno del PP y anunció que lo reformará para que no haya discriminación en razón de las circunstancias de la muerte (roja, si se produce en enfrentamiento con fuerza hostil; o amarilla, si es consecuencia de un ataque con artefacto explosivo), de forma que todos reciban la misma distinción.

"Se lo diré más claro", concluyó Alonso, dirigiéndose a Zaplana, "creo que los chicos fallecidos el otro día merecían el distintivo rojo y, en la medida en que la Constitución española lo permita, vamos a aplicarles la reforma con carácter retroactivo y acabar de paso con una polémica tan falsa como manipulada".