La autoestima de Kimi
Lo de ayer fue un gran éxito de Ferrari, un doblete impensable después de los malos resultados que obtuvieron en Canadá y Estados Unidos, pero también fue una gran victoria de Kimi Raikkonen. Era el revulsivo que los dos necesitaban. El equipo quería olvidarse lo más rápidamente posible de las tres últimas carreras. Y el piloto finlandés precisaba con urgencia un éxito, porque algunos directivos en Maranello empezaban ya a preguntarse si se estaba ganando todo el dinero que han invertido en él.
Ferrari demostró en Magny Cours que ha recuperado el terreno perdido y que, como ocurría al principio de la temporada, vuelve a estar algo por encima de McLaren. Es probable que la avería que sufrieron hace algo más de un mes en su túnel de viento incidiera de forma muy directa en sus malos resultados en las últimas carreras. Perdieron tiempo de galería y no pudieron mantener su ritmo de trabajo, ni hacerlo de la forma adecuada. Ferrari trabaja sólo con un único túnel de viento, contrariamente a lo que hacen la mayoría de equipos, como Renault, Toyota o Red Bull, que han incorporado un segundo túnel.
No creo, en cambio, que tuviera ninguna incidencia todo el asunto de Nigel Stepney -que teóricamente echó polvos blancos en el depósito de los dos coches rojos-, a pesar de que esta situación crea tensión y es molesto para el equipo. La cuestión es que Ferrari ha trabajado con excelencia y ha conseguido un porcentaje de mejora suficiente para dar la carga aerodinámica que se necesitaba en el tren delantero. Los Bridgestone actuales necesitan más carga que los que usaba Ferrari el año pasado.
El doblete sitúa a Ferrari de nuevo en la órbita de un equipo que lucha por el título. La victoria permite a Raikkonen recuperar la autoestima. Vuelve a ser fuerte y se siente con posibilidades de entrar de nuevo en la batalla por el campeonato. Su carrera fue excelente. Había hecho una muy buena crono con bastante más gasolina que Massa, como ayer se demostró. Y sacó todo el rendimiento de las vueltas que dio con el coche casi vacío antes de entrar en los repostajes. Massa hizo también una buena carrera, pero tal vez no esperaba la reacción de su compañero de equipo. Se confió. A una vuelta es más rápido todavía que Raikkonen, pero en carrera el finlandés puede ser el mejor si el coche le responde.
La cuestión, en cualquier caso, es ver quién podrá frenar a Hamilton. En un mal fin de semana, el británico acabó tercero. Es una máquina. Volvió a ganarle puntos a Alonso y su solidez en el liderato comienza a ser muy preocupante para el asturiano y los dos ferraristas. McLaren falló la estrategia al ir con Hamilton a tres paradas, y Fernando se jugó la cara toda la carrera para realizar unos adelantamientos que después resultaron pírricos.
Al margen del duelo por la victoria, la carrera desveló algunas otras claves también importantes. Una de ellas que BMW Sauber sigue siendo el tercer equipo en liza y que sus pilotos siguen siendo muy competitivos. Robert Kubica hizo una carrera espectacular: acabar cuarto, habiendo salido en la misma posición en la parrilla, tiene un mérito incuestionable. Y Heidfeld fue adelantado por Alonso cuando éste iba más vacío de combustible, pero después ganó dos posiciones. Otra, que Renault va remontando.
Todo esto ofreció el que posiblemente sea último Gran Premio en Magny Cours. El final fue feliz, aunque no para los habitantes de esta zona que pueden perder uno de los acontecimientos más productivos que tenían. Pero pudo ser terrorífico. El sábado, en la GP2, Ernesto Viso sufrió un accidente que podía haber sido mortal. Y ayer, cuando Albers se marchó de su box arrastrando la manguera de gasolina, hubiera podido provocar un incendio brutal si llega a estar cargada de combustible. En ambos casos no pasó nada. Otra vez, igual que en Estados Unidos con el accidente de Kubica, hubo suerte. Pero algún día puede acabarse.
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