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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Buenafiesta

Los de Studio 60 tienen la sana costumbre de celebrar una fiesta después del estreno de su programa del viernes aunque el share no haya sido bueno. Y éste podría ser otro de los signos que están bifurcando el Hollywood actual: mientras los chicos del cine siguen organizando fiestas antes del megaestreno global y sólo con fines promocionales, las cadenas televisivas celebran sus parties siempre a posteriori. Unos minutos después de la grabación del show, al final de temporada de las grandes series, el día de su adiós definitivo o cuando se acaban las programaciones. El resultado es que los preestrenos del futuro taquillazo de celuloide son un aburrimiento, siempre acuden los mismos por obligación contractual, y allí nunca pasa nada. Pero hay codazos por estar invitado a esas nuevas fiestas posestreno de las series y cadenas en las que siempre puede ocurrir cualquier cosa y que tanto en Hollywood como en Nueva York han desbancado en la clasificación del party-chic a los muy redundantes festolines de los tediosos preestrenos de cine.

El jueves pasado, mientras los de Studio 60 celebraban su fiesta fin de grabación, Buenafuente organizó en su plató de Antena 3 su fiesta de despedida de la cadena equivocada. Y tampoco allí se trató de celebrar pasados shares (esa calamidad que está acabando con la crítica y el comentario de tele) ni mucho menos de autocelebración nostálgica. También fue un gran party (pos y chic) en el que al final y luego de habernos hecho reír con la niña de Shrek pidiendo la mano de Andreu a su mamá, un follonero del futuro usurpando su puesto, el Neng instalado en el más allá y demás personajes inolvidables, sin duda los mejores creados por nuestra tele en estos últimos años, Buenafuente se despidió de la cadena equivocada sin aclarar en qué número del mando a distancia lo encontraremos la próxima temporada.

Y cuando apagué el televisor no hubo fundido en negro, como en Los Soprano, sino que apareció en pantalla la sonrisa maliciosa de nuestro gato de Cheshire, o de Reus.

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