Lo que cuesta mover el ala

Dani Pedrosa lleva un cabreo de aúpa. Por más que ahora se empeñe en desactivar el incendio que él mismo provocó la semana pasada en Donington Park al abrir la puerta a un hipotético cambio de equipo. La desesperación del piloto español tiene su origen en la escasa capacidad de reacción que está demostrando Honda, la fábrica de motos más poderosa que existe.

Mientras la marca sigue enfangada en una crisis deportiva galopante -no gana una carrera de MotoGP desde que lo lograra Toni Elías en la penúltima prueba de la temporada pasada-, la progresión que está experimentando la RC212V, el prototipo de este año, va a ritmo de tortuga. Las mejoras técnicas llegan con cuentagotas al taller del equipo de Pedrosa y Nicky Hayden al tiempo que los equipos satélites sufren un abandono descorazonador por parte de la fábrica.

Casey Stoner va como un tiro en su Ducati, y Valentino Rossi aprieta a los ingenieros para que le inyecten más chicha a su Yamaha. En Honda parecen estancados, y la raíz del problema es profunda. Mientras los demás equipos readaptaron los prototipos antiguos al nuevo motor de 800cc de esta temporada, Honda construyó el suyo desde cero y, además del motor, que pasó de ser un V5 a un V4, creó un nuevo chasis. Hace días que Satoru Horiike, director general de Honda Racing Corporation, asumió que la moto debe mejorar en todos sus aspectos. Pero las cosas van despacio.

"Cuesta mucho que lleguen las mejoras", alerta un mecánico; "no porque no haya potencial, todo lo contrario, sino porque para realizar cualquier cambio deben movilizarse 40 personas". Esta tesis la avala Álex Crivillé, ex campeón del mundo de 500cc. Crivillé, comentarista televisivo, es el único español que ha conseguido la corona en la categoría pesada. Fue en 1999, subido a una de las motos del ala dorada. "En Honda tienen una forma de trabajar que les impide realizar cambios radicales durante la temporada. Su política dicta que deben ir paso a paso y cumplirse una serie de procesos. Todo está estructurado en departamentos, y cualquier decisión que se toma tarda mucho en ejecutarse. Es una fábrica muy reservada y todo está muy protocolizado", ahonda el ex motorista.

"La filosofía de Honda es muy particular. Yamaha puede hacer una moto distinta en sólo un fin de semana. En Honda eso no puede ocurrir nunca, son mucho más conservadores, trabajan sobre un guión y cuesta mucho que lo cambien", comenta Crivillé. Y añade: "En pretemporada, el piloto sí tiene la posibilidad de probar muchas cosas y parámetros. Le ofrecen distintas opciones de chasis, motor, suspensiones y más cosas. Pero cuando comienza la temporada es difícil que hagan grandes cambios", añade. Y pone un ejemplo: "Recibir los escapes que han incorporado les costó lo suyo...".

Elías se rompe el fémur

Por otra parte, Toni Elías se rompió ayer el fémur tras sufrir un accidente en una curva en el circuito de Assen, donde mañana se disputa el Gran Premio de Holanda, y estará de baja unos tres meses.