La junta de Aguas de Valencia revela la debilidad de la OPA contra Saur

La junta general de accionistas de Aguas de Valencia reveló ayer las escasas posibilidades de éxito de la OPA lanzada por Inversiones Financieras Agval, la sociedad constituida por los cuatro socios valencianos de la compañía el pasado febrero para dar un golpe de mano y desplazar a los franceses de Saur que controlan un tercio del capital. Vicente Boluda espera que la OPA sea autorizada la próxima semana, pero los representantes de Saur en el consejo de Aguas de Valencia declararon sentirse "muy cómodos" como socios de la compañía.

El último acto de la operación diseñada para valencianizar el capital de Aguas de Valencia desde que el Banco Santander decidió desprenderse del paquete que históricamente controlaba el Banco Central en la compañía valenciana parece condenado al fracaso.

El Banco de Valencia, con un 19,1% del capital de Aguas de Valencia; Fomento Urbano de Castellón, con un 15%; Boluda Inversiones, de Vicente Boluda, con un 13%; y Luis Batalla SA, Lubasa, con un 9,7%, superaron todo un historial de desavenencias y desconfianza el pasado mes de febrero para agrupar sus participaciones en un bloque que supera el 56% del capital de la compañía de servicios y cuya mera constitución obligó a lanzar una oferta sobre el 100% de la sociedad.

Las condiciones de la oferta fueron remitidas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado mes de marzo. Los valencianos ofrecieron 90 euros por acción.

Vicente Boluda comentó ayer que espera que la OPA sea aprobada "la próxima semana". Pero evitó mostrarse ambicioso sobre el resultado de la operación. "La ley no obliga a lanzar la oferta", explicó ante un grupo de periodistas, "no es que sea aceptada, el objetivo es comprar el resto del grupo", esencialmente el 31,6% que todavía conserva Saur en Aguas de Valencia. "Si se quieren quedar, se quedan, pero al menos disponen de un compromiso de compra a un precio superior a la cotización en bolsa", añadió.

Uno de los consejeros que representa a Saur en el consejo de Aguas de Valencia, por su parte, deslizó: "Llevamos muchos años en Aguas de Valencia y nos sentimos muy cómodos en la compañía".

La escena se desarrolló inmediatamente después de la junta general de accionistas. El número de consejeros que ocupaban la mesa presidencial equiparaba al público presente, una prueba de la escasa fluctuación del capital de Aguas de Valencia, una sociedad en la que los grandes socios controlan cerca del 90% del capital.

La junta aprobó unas cuentas que reflejan unos beneficios de 11,8 millones de euros, cifra que arroja un crecimiento del 12,4% respecto al año 2005. El volumen de negocio alcanzó los 127,4 millones de euros, un 8,9% más que el ejercicio anterior.

Aguas de Valencia concentró su negocio en las actividades de saneamiento y depuración, que creció un 34,5% en 2006; la prestación de servicios y arrendamientos, que subió un 9,2%; y el negocio central de venta de agua, que representa más de la mitad del negocio de la compañía y que creció cerca del 7% el año pasado. Por contra, vendió prácticamente todas las actividades relacionadas con limpieza viaria y recogida de basuras que promocionó en su día Aurelio Hernández.

La junta aprobó distribuir entre los accionistas un dividendo bruto de 4,7 millones de euros a razón de 2,4 euros por acción.