"Necesitamos vacaciones"
Javi Navarro, el capitán sevillista, declara que el equipo está agotado tras el triplete, y Kanouté confirma que seguirá en el club
Juande Ramos se paseó con las características mejillas hundidas en medio del fragor del Sevilla tiene un color especial que retumbaba en la megafonía. Cuando al término del partido le pidieron que resumiera sus sentimientos, lo que manifestó fue fiel a su carácter hosco.
"Estoy muy contento por estos cuatro títulos en un año", dijo, en referencia a las dos Copas de la UEFA, la Supercopa y la Copa que acababa de levantar su capitán Javi Navarro.
"El equipo se lo merece", concluyó el técnico. "Hemos ganado derrochando muchísimo esfuerzo. Los jugadores han dado la cara hasta el último momento. A esta gente no le podíamos dar un disgusto", añadió.
El partido de ayer fue uno de los más exigentes que ha tenido que afrontar el entrenador manchego, famoso por dibujar en su cabeza los partidos hasta el último detalle. Ayer la tiza la tenía más húmeda que de costumbre, la materia prima no le llegaba para las filigranas de las que ha sido capaz en tantas y tantas ocasiones a lo largo del año. Se le notó bastante más nervioso de lo habitual. O lo escondía menos.
Quizá lo más sorprendente fue la orden de contención dada a Alves. El destartalado pero afiladísimo estilete que el Sevilla tiene en la derecha estuvo ayer más cerca de su propia área que de costumbre. A estas alturas lo que menos puede hacer el Sevilla es correr y los balones adelantados y entre líneas para lebreles como Güiza o Manu del Moral podían resultarles peores que la cicuta. Y el estratega Ramos prefirió que la gasolina que le quedaba a Poulsen (que era realmente poquita) la dedicara a evitar el fútbol de Casquero.
El juego de banda se quedó evidentemente cojo entonces, porque Navas tuvo su particular partido horribilis. No estuvo absolutamente para nada el menudo extremo, alejado de la cooperación y apocado en el único remate franco que tuvo.
El que se alejó de cualquier tipo de clasificación o categoría fue Kanouté. Le hizo daño al enemigo e hizo de bálsamo a los suyos, marcó el gol cuando sólo una acción extraordinaria de Palop había evitado la ventaja del Getafe y dio pausa a los ataques sevillistas cuando se perdían. Kanouté volvió a ser uno de los héroes, pese a terminar expulsado, y al terminar la velada lanzó un mensaje tranquilizador para la afición: "No pienso irme a Inglaterra; quiero seguir en el Sevilla".
Kanouté contradijo a su representante, que la víspera aventuró que el delantero quería fichar por un equipo inglés. Lo único que le sobró a Kanouté fue zancadillear a Casquero sin balón después de que el ex sevillista le pegara una tarascada. El africano está enfadado con el equipo porque no atiende a sus peticiones de aumento salarial y por la falta de respeto que considera que tuvieron con él tanto la FIFA como el propio Sevilla al obligarle a abandonar a la selección de su país adoptivo, Malí, para el último partido de Liga. "Merece la pena vivir algo así", dijo; "yo siempre he dicho que me ilusiona mucho jugar con mi selección y con el Sevilla".
El delantero que pidió Juande a su presidente fue ayer el protagonista principal de la victoria sevillista. Una victoria que, una vez más, cimentó Palop con una rebañada impresionante a Güiza a los seis minutos de partido.
Después de la hazaña, los jugadores del Sevilla dieron una vuelta olímpica con aire cansino. El protocolo del éxito también agota. Lo reveló Javi Navarro, el capitán, que se manifestó abatido por la falta de descanso. "Hemos logrado esto gracias a nuestra afición y a un equipo enorme", dijo. "Ahora necesitamos vacaciones. Ha sido una temporada muy larga. Pensábamos en los días libres y era complicado preparar este partido".
La necesidad de jugar la previa de la Champions obligará al Sevilla a volver a los entrenamientos dentro de 15 días.
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