La tacita, sorbo a sorbo
Nuevos alicientes para disfrutar de Cádiz, la ciudad del callejeo y la playa de La Victoria
A tanto alcanza la sal y el ingenio gaditanos que los humoristas se dejan caer por el mercado para empaparse de giros descacharrantes. La Tacita de Plata sigue tan vibrante y vigorosa como siempre
La ciudad más antigua de Occidente no ceja en su firme empeño de acicalarse. El turismo gana terreno de forma imparable y esta nueva realidad se manifiesta en el flamante centro de recepción de turistas (en el paseo de Canalejas), en los nuevos museos, en los catamaranes a El Puerto de Santa María (15 minutos) y Rota (20 minutos), así como en las visitas guiadas gratuitas por el casco histórico.
Quien no haya frecuentado la Tacita de Plata en los tres o cuatro últimos años encontrará nuevos y sólidos argumentos para sacarle partido. Eso sí, el galimatías de horarios aconseja que la visita gire entre martes y viernes.
Al Museo de Cádiz, con sus fabulosos sarcófagos antropoides fenicios, se sumó, en 2006, la Casa del Obispo, una colección de restos superpuestos que testimonian como en ningún otro yacimiento la Cádiz trimilenaria, incluyendo un monumento funerario de época fenicio-púnica y un centro monumental romano.
Un cuadro de actores anima la visita a la casa los fines de semana (cuesta 12 euros), en un recorrido que se extiende, además, por el teatro romano del siglo I y la torre de Poniente, a la que se asciende (78 metros) por una rampa al estilo de la Giralda. Desde los tejados de la catedral Nueva, una pomposa grabación comenta la panorámica.
Iguales o mejores vistas gozaremos desde la cámara oscura de la torre Tavira, la mejor atalaya para vislumbrar las otras torres-miradores al gusto de la vieja aristocracia local. Era todo uno columbrar la arboladura del galeón de la flota de Indias y ponerse a contratar a los estibadores.
Graciosísimas se barruntan las cenas romanas que se celebrarán a partir del próximo día 29 junto a la Casa del Obispo (reservas en el teléfono 651 36 76 39). Se van a cuidar hasta los mínimos detalles: desde el atrezzo de los invitados a una boda romana, hasta el combate entre gladiadores y las evoluciones de gaditanae puellae, sensuales bailarinas que fueron emblema de los parámetros del music hall hace dos milenios.
Sólo se puede entrar al castillo de San Sebastián -en medio del mar como el que dice- aprovechando las visitas animadas por actores que representan los hechos históricos más representativos de Cádiz (invitaciones en el 956 24 10 01). Al otro lado de La Caleta sí es posible deambular con libertad por el fortín de Santa Catalina, famoso por sus conciertos estivales y crepúsculos.
Realidad virtual
La puerta de Tierra, istmo de entrada a la ciudad amurallada, histórico talón de Aquiles de la plaza, proporciona información completa de Cádiz en el siglo XVIII. En estos muros encuentra acomodo el Museo Cádiz Virtual, que consta de una atractiva proyección en tres dimensiones sobre los distintos avatares del proceso de fortificación, que se complementa con una experiencia de realidad virtual muy del gusto infantil, si bien los 20 minutos disponibles transcurren en un santiamén (empezar por los recorridos monumental y militar). Una guía enseña seguidamente la torre.
La fisonomía ilustrada y liberal se verá confirmada con el Bicentenario de la Constitución de 1812, que bien puede rememorarse en el lugar donde fue aprobada, el oratorio de San Felipe Neri. Además de la factoría de salazones, abrió recientemente el Centro Cultural Reina Sofía, cuya visita guiada siempre resulta de interés, tanto por su patio de columnas toscanas como por la colección del escultor Juan Luis Vassallo; y disfrutar de la línea de costa desde la terraza.
Si hay una ciudad donde el callejeo es expresión de idiosincrasia, ésa es Cádiz. Por la gracia que destilan sus habitantes, nadie diría que la bahía padece la lacra del desempleo. A tanto alcanza la sal y el ingenio, que célebres humoristas se dejan caer por el mercado para empaparse de giros descacharrantes.
Paisaje dominado por el océano
La Tacita de Plata conserva la altura original de las calles. Su empedrado, su profundidad. Casi todas mueren en el Atlántico -bueno es recordar que en esta urbe el paisaje está dominado por el océano-; basta con eliminar digitalmente los coches y nos retrotraeríamos al siglo XIX. Es buena idea pasear por los bares y tiendas de artesanía del recuperado barrio del Pópulo, acabando con un helado de chocolate con cerezas en Pazza Mina (plaza de la Mina). Hoteles como Argantonio y Spa Senator han aprovechado señoriales inmuebles para ubicarse en pleno centro, bañado de noche por una luz anaranjada.
Solito wueno, brisa marina acariciando la piel, una de las mejores playas urbanas de la costa española -playa de La Victoria-. Con estas premisas, el apartado gastronómico no podía defraudar en la tierra del pisha y los carnavales. Si la freiduría es una religión en la capital, Las Flores es el templo sagrado (plaza de las Flores y calle de Brasil). Aquí se impone el pescaíto frito variado, servido en la mesa o envuelto en el tradicional cartucho o papelón.
Ya está en marcha la ruta del Tapeo y cuesta decidirse entre la tapa Cai (tapa y copa de vino, 2,30 euros) y el Menudo Menú: una selección de tapas regadas con vino (8 euros). El año pasado fueron galardonados el Balandro (Alameda de Apodaca, 22) y el mesón Cumbres Mayores (Zorrilla, 4). Cádiz tampoco defrauda en lo que a arte jondo se refiere. Sólo en el barrio de Santa María hay documentados 200 personajes que han vivido entre sus calles. Y no hay mejor escuela ni se presencian mejores actuaciones que en el Centro de Arte Flamenco La Merced.
Cambalache (José del Toro, 20) presume del mejor jazz, y el café-teatro Pay-Pay (Silencio, 1), antaño tugurio de moral un tanto laxa, es hoy referencia nocturna los miércoles (cantautores), jueves (monólogos y cuentacuentos) y viernes y sábados (drag-queens, danza del vientre...). La bandera alternativa flamea en La Medussa, con pinchadiscos a diario. Hay que elegir entre la zona blanca (rock, punk, garaje) y negra (funky, soul, salsa). El próximo día 6 está prevista la fiesta que servirá de presentación del Festival Euroyeyé de Gijón.
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