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Crónica:Baloncesto | Final de la Liga ACB
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça sobrevive a golpes de riñón

El Madrid sucumbe al fulgurante inicio y la embestida final del equipo de Ivanovic, que fuerza el cuarto partido

Robert Álvarez

Las embestidas del Barcelona anularon las sutilezas del Madrid en el tercer partido de la apasionante final que dirimen. El Barça quiso ganarlo por las bravas y estuvo a punto de perderlo de tan desmedido y atroz como quiso mostrarse. A cualquier equipo le va bien la presión, jugar cada posesión como si estuviera en las últimas o como si tratara de aplastar de un manotazo a su rival. Pero si eso no va acompañado de mínimas dosis de pausa, lectura del juego y hasta asunción de las decisiones arbitrales, todo puede irse al traste. A punto estuvo de suceder. Pero el Barcelona logró enderezar el rumbo en el último cuarto, precisamente cuando el Madrid sacaba cabeza por primera vez en el partido (55-59). A partir de aquel momento, el Barcelona logró superar la zona defensiva del Madrid después de haberlas visto cuadradas frente a ella y, de la mano de Marconato y Navarro, forzó el cuarto partido de la serie.

W. BARCELONA 75 - REAL MADRID 70

Winterthur Barcelona: Lakovic (11), Navarro (18), Basile (2), Kasun (4), Marconato (10) -equipo inicial-; Kakiouzis (7), Vázquez (2), Ukic (8), Grimau (2), Trias (9) y De la Fuente (2).

Real Madrid: Raúl López (3), Bullock (21), Smith (6), Felipe Reyes (5), Moiso (0) -equipo inicial-; Tunçeri (12), Sekulic (1), Mumbrú (8), Hervelle (7) y Tomas (1)

Árbitros: De la Maza, Hierrezuelo y Perea. Eliminaron por faltas personales a Marconato (m. 38).

Palau Blaugrana. 7.500 espectadores.

4º CUARTO

3º CUARTO

2º CUARTO

1º CUARTO

24-8

15-24

14-22

22-16

El Barcelona, de salida, se zampó al Madrid, que se lo tomó a la bartola en el primer cuarto y comprometió decisivamente su primera oportunidad para sentenciar una serie final que parecía claramente decantada cuando cogió el puente aéreo con dos victorias en el saco. Sólo lo parecía, pero los jugadores del Madrid dieron la sensación de ser los primeros y más firmemente convencidos de tener muy por la mano el asunto de tan mansos que salieron al Palau Blaugrana. Tanto, que el Barça se escapó a toda pastilla, de forma inesperada. No había partido. La historia se parecía a la del primer cuarto de la final de Copa del Rey en Málaga, en febrero, cuando el Barça abrió un boquete (21-5) tan enorme que ya no se le escapó el título ni a tiros. La cosa ayer concluyó con un parcial de 24-8. Una simple cuestión de intensidad y de saber estar en la pista. Ni una cosa ni otra supo hacer el Madrid. A la que Joan Plaza llamó al orden a los suyos, impuso una defensa en zona y dio entrada a Hernández Sonseca el calcetín dio la vuelta.

Seco en ataque, incapaz de romper la defensa en zona, el Barcelona no logró mantener ascendencia sobre el juego ni controlar sus acciones. Le resultó dificilísimo encontrar situaciones de tiro para superar la defensa del Madrid que siguió limando diferencias, catapultado por Tunçeri y Bullock.

El Madrid se fue sintiendo cada vez más cómodo en el partido. Su defensa pasó a ser alternativamente en zona e individual según anotara canasta o no en sus ataques. El Barça se liaba cada vez más. En lugar de buscar elementos razonables para recuperar el timón de los acontecimientos, se perdió en el fragor de la batalla. Navarro rozó la falta técnica, Basile se ganó una falta técnica, el público la emprendió contra los árbitros y Kasun se las tuvo tiesas con Mumbrú y Hervelle. Mientras Bullock fue a lo suyo en una fase de acierto ofensivo individual que se había echado de menos en él.

A base de triples, el Madrid se situó por delante (55-59) ya en el último cuarto. Se repetía la fotografía de los dos primeros encuentros. Los ganó el Madrid pero en ambas ocasiones gracias a que fue mínimamente más diestro en las acciones finales y a que contó con un Felipe Reyes majestuoso y desequilibrante. En el tercer partido, el Barça logró contener a Reyes e igualó la lucha por el rebote. Especialmente decisivos fueron los rechaces ofensivos que capturó Marconato en los penúltimos instantes. Entre él y Navarro lograron abrir una brecha (68-61 a dos minutos para el final) que permitió al Barcelona manejar con relativa comodidad los últimos instantes. No se resignó el Madrid, que llegó a situarse a tiro de piedra pero la última canasta de Tunçeri llegó demasiado tarde, cuando sólo quedaban cuatro segundos y el Barcelona ya lo tenía todo en su mano. Habrá cuarto partido y la cosa promete porque, gane quien gane, no hay batalla que se decida por aplastamiento. Hay emoción, hay igualdad, hay tensión, lo que tanto tiempo se echaba de menos en el clásico del baloncesto.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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