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Touriño destaca que la "cultura de pactos" del bipartito se reafirma con las municipales

El presidente gallego propone seguir gobernando con "fórmulas estrechas de colaboración"

Los resultados de las elecciones municipales han reafirmado al PSdeG y al BNG en la política de cambio que desarrollan coligados en la Xunta. Muchos de los pactos suscritos en los ayuntamientos, si no todos, reproducen el organigrama y esquema de funcionamiento del gobierno autónomo. El presidente Emilio Pérez Touriño apostó ayer vivamente por abundar en la "cultura de los pactos" al tiempo que el vicepresidente, Anxo Quintana, señalaba su satisfacción con el acuerdo que ambas fuerzas suscribieron hace dos años y que sólo la revisaría "para saber lo que falta por hacer".

La "cultura de los pactos" entre PSdeG y BNG, tanto en la Xunta como en los ayuntamientos, es un desiderátum de legitimidad no menor que la otorgada por las mayorías absolutas y con unos resultados que los dirigentes de ambas fuerzas consideran estimulantes para continuar el camino del cambio que emprendieron hace dos años en el gobierno autónomo.

Ni los esfuerzos devaluadores del PP ni la confrontación parlamentaria entre socialistas y nacionalistas a propósito del voto emigrante, han puesto en crisis esos resultados, ni en la valoración de la política desarrollada por el gobierno autónomo ni, gracias al pacto municipal, en la constitución de "gobiernos de progreso" en las nuevas corporaciones municipales, por más que el BNG, en esos términos de izquierda-derecha, sea "una fuerza tremendamente moderada", según insistía ayer su portavoz nacional y vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, en Faro de Vigo.

En ambos partidos se asumen como lógicas las diferencias puntuales. Ello no ha impedido avances muy significativos en proximidad a los ciudadanos y en transparencia de la gestión política. Las elecciones locales, con la caída del PP, serían un referente de ese avance que comenzó con el pacto de la Xunta. Su presidente y secretario general del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, explicaba ayer mismo en una entrevista a la Radio Galega esa "cultura de los pactos" que las dos fuerzas cultivan por el solo hecho de compartir "ansias de renovación". "Por eso tenemos una responsabilidad que debemos cumplir con fórmulas estrechas de colaboración", apostillaba Pérez Touriño.

Es el reto que las dos fuerzas asumen desde la diferencia, pero manifestando "responsabilidad, moderación y capacidad de entendimiento para llegar a acuerdo", en palabras de Quintana.

Así lo estarían demostrando estos dos años de coalición en el Gobierno de Galicia, según comparten los dos líderes. No hay motivos de peso que lleven a la revisión del pacto que firmaron hace dos años, salvo para el análisis y la reflexión del trabajo realizado "por si hubiera que hacer algún retoque", dice Touriño, o "para saber lo que falta por hacer", según Quintana.

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Galicia ha ganado en estos dos años "en confianza, estabilidad y atractivo", cree el líder socialista, para quien las dos fuerzas han crecido y están cumpliendo el compromiso electoral del gobierno.

Esta sensación se ha trasladado a los gobiernos municipales recién constituidos, especialmente a los de las grandes ciudades. Ni desde el PSOE ni desde el BNG se ve crispación o dificultades mayores. La alternativa al PP sólo puede ser conjunta, asumen ambas partes. Las corporaciones se constituyeron con absoluta normalidad y esto mismo indicaría, según el presidente gallego, que "la mayoría del país está comprometida con el cambio".

El incumplimiento del pacto en algunos municipios (Muros, Porto do Son, Corcubión y Pontecesures) pertenece al terreno de lo anecdótico. Tampoco las especiales dificultades para alcanzar un acuerdo de gobierno en Lugo restan credibilidad a la capacidad simbiótica de las dos fuerzas. El actual mapa municipal en Galicia no es "ni dificultoso, ni tenso" y la comunidad "se ve reforzada en su confianza", cree Touriño.

Las elecciones locales han dejado clara la caída del PP y el alza del bipartito como alternativa. El secretario de Organización del PSdeG, Ricardo Varela, y el coordinador de la ejecutiva del BNG, Francisco Jorquera, también lo hacían ayer explícito en declaraciones a la SER.

Puntos de fricción

Otro punto de posible fricción, el de las diputaciones, tampoco se ve como detonante de ningún fuego. "En las provincias de A Coruña y Lugo hubo un mandato claro de los ciudadanos para que hubiese cambio, y supongo que nadie cometerá la irresponsabilidad de permitir que no se produzca", señaló Ricardo Varela. De nuevo, la única salida viable apunta a la negociación. Y a la continuidad de estas instituciones, pese a que en el pacto del bipartito figure la necesidad de transformarlas en función de un nuevo mapa territorial basado en las comarcas, los municipios y las áreas metropolitanas.

"No me imagino en una diputación para luego hacerla desaparecer", apuntó Touriño. Se trata de introducir "proximidad, equidad y justicia en las relaciones entre las diputaciones y los ayuntamientos", no de suprimirlas, lo que requeriría el "máximo consenso" y una reformulación por parte de la Xunta o del Parlamento gallego, además del Congreso.

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño.
El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño.A. IGLESIAS

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