Un testigo implica a María Luisa Cortés en la muerte del celador
Una mujer declara que ayudó al principal acusado del crimen
Una testigo del asesinato de Gaspar García, el celador de Sevilla que murió tiroteado el 8 de enero de 2006 tras atropellar levemente a la hija del principal acusado del crimen, declaró ayer en el juicio que la madre de la niña sujetó la puerta del coche de la víctima mientras su marido efectuaba una segunda ráfaga de tiros, que no intentó disuadirle y que ambos se despreocuparon de la pequeña.
"¿Ratifica usted que vio la escena completa (del crimen), que la acusada abrió la puerta del coche, rompió cristales y no intentó persuadir a su marido para que dejara de disparar?", preguntó el abogado de la acusación Rafael Villegas. "Lo ratifico sin lugar a dudas", respondió la testigo protegida número cuatro ante el jurado popular que enjuicia a Ricardo Suárez y María Luisa Cortés por el asesinato de Gaspar García.
Ella fue la única persona que presenció toda la secuencia de los hechos. Los otros tres testigos protegidos huyeron al oír las primeras detonaciones. Pero todos coincidieron en que ni Suárez ni Cortés se preocuparon por su hija tras el accidente.
"Lo hizo otro varón", afirmó en reiteradas ocasiones el testigo número tres. "Sólo se acercó a la menor cuando terminó de disparar", sentenció otro. También coincidieron en que hubo dos secuencias de tiros "separadas por unos seis o siete segundos".
La defensa del matrimonio sostiene, en la nueva versión de los hechos, que la madre se desmayó al ver a su hija sangrando y que el principal acusado se encontró el arma en una lata días antes. Sin embargo, el primer policía que acudió a la escena del crimen narró que la niña no sangraba, que no había huellas de frenado en la vía y que la persona que apretó el gatillo era diestra en el manejo de pistolas, "por la certeza de los disparos", y "lo hizo a quemarropa, con pulso firme".
Los policías locales que llegaron al lugar repitieron que ninguna persona les informó de los disparos contra García. "Nadie nos dijo que había allí un herido en otro coche. Nadie, de los ocho o nueve familiares que estaban en la calle, se preocupó de contarnos que había alguien en el vehículo", lamentó un agente. Los agentes narraron cómo un varón llevaba a una niña en los brazos mientras la madre gritaba: "Me la han atropellado, me la han matado". También añadieron que la pequeña atropellada "lloraba pero no sangraba ni por la boca ni por la nariz ni por las orejas".
La vista se reanuda esta mañana con la comparecencia de los forenses que practicaron la autopsia al cadáver y de los peritos de balística de la policía.
El fiscal solicita 22 años de prisión para Ricardo Suárez y 14 para María Luisa Cortés por un delito de asesinato. También pide que se les prohíba acercarse al domicilio de la víctima y comunicar con sus familiares durante 10 años.
Los cuatro testigos protegidos declararon por videoconferencia desde otro punto de la ciudad para guardar su anonimato y por razones de seguridad.
Los familiares de los acusados volvieron a llenar los bancos de la sala donde se está celebrando este juicio. Y volvieron a arropar a la acusada con gritos de "inocente, inocente".
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