La marcha inevitable
El último libro de Joaquín Estefanía es, según el autor, "una crónica de la España contemporánea desde el punto de vista de la economía". Pero La Larga Marcha es historia (Estefanía bebe de diversas fuentes y cuenta con los testimonios de muchos de los protagonistas) y es periodismo (narra desde su experiencia en diversos medios de comunicación, Cuadernos para el Diálogo, Informaciones, Cinco Días y, sobre todo, EL PAÍS, del que fue director entre 1988 y 1993). Y es, precisamente, la cercanía de los acontecimientos que describe y de los protagonistas lo que otorga a este trabajo ese carácter periodístico.
Es también "un libro de li-
LA LARGA MARCHA. Medio siglo de política (económica). Entre la historia y la memoria
Joaquín Estefanía
Península. Barcelona, 2007
585 páginas. 25 euros
bros", porque acumula un trabajo de recopilación extenso y aporta algunos documentos como el Plan de Estabilización, que a pesar de su importancia es prácticamente inédito. Además, añade una novedad muy celebrada para Península: es la primera vez en sus 40 años de vida que esta editorial lanza un libro con cinta punto de lectura. A grandes rasgos, se divide en cuatro periodos: el desarrollismo, desde 1959 hasta la muerte de Franco con el milagro económico que se produce con el citado plan; la transición, hasta 1985; eurooptimismo, desde la entrada a la Unión Europea en 1986 hasta 1991, y la etapa normalidad, en la que comienza a hacerse habitual la alternancia en el poder.
En todas esas etapas no se entiende España sin Europa. La historia económica de España no se entiende si no se contextualiza en la idea-fuerza que ha representado Europa. El eje central es Europa como objetivo, casi como obsesión. "Unos querían salvar el régimen; otros, imitar el modelo político europeo, pero no el social, y los más querían incorporar tanto el modelo político como el económico y el social", resume Estefanía, que ha empleado seis años en el libro que, tal vez por el tiempo al que hace referencia quizá haciendo un guiño a viejas militancias políticas, le ha dado ese título tan evocador desde la izquierda.
Se ha pasado, además, de la España de emigrantes a la España de inmigrantes. Un cambio total de un país que está a punto de superar la media comunitaria y va a pasar de ser receptor de ayudas a ser contribuyente neto a partir de 2013, dejando atrás un periodo que Estefanía define como el ejemplo de solidaridad mayor de la historia de España. El autor lamenta que Europa viva hoy una crisis de identidad.
El Plan de Estabilización de 1959 -lo inician un grupo de jóvenes economistas "casi engañando a un Franco que económicamente era analfabeto" desde la revista Información Comercial Española (ICE), dirigida por Enrique Fuentes Quintana, y desde el Banco de España, con Joan Sardá al frente del Servicio de Estudios- es el punto de partida. El plan es, para Estefanía, "el cierre de una época, la de la autarquía de los vencedores de la Guerra Civil, y la apertura de otra, que es la integración en la Comunidad Económica Europea (CEE) y en el mundo" en un momento en que España estaba en práctica suspensión de pagos.
Al acabar el franquismo, llegó otro hito, los Pactos de la Moncloa. Supusieron el paso a la transición democrática, hecho que relatan los ex vicepresidentes Juan Miguel Villar Mir y Fuentes Quintana. "Para reclamar responsabilidades había que pactar sacrificios con equidad, y en eso consistieron los pactos", y sus intérpretes fueron los partidos democráticos, entre ellos el PCE ya legalizado. "Aunque fueran más políticos que económicos, se reconocía que el principal problema era el económico y que la principal solución a los problemas económicos estaba en el pacto político", sentencia.
Estefanía destaca, entre muchos, la labor de Luis Ángel Rojo, fundamental en todas las etapas, excepto quizá con Aznar, y tanto en su labor en el Banco de España como en la académica. Y hace un paréntesis para dar un espacio primordial a Fernando Abril Martorell, ingeniero agrónomo llevado por Suárez a la vicepresidencia económica. Abril fue fundamental en los Pactos de la Moncloa y en otros que vinieron después (ABI, AMI, ANE...), todos basados en el intento de mejora del tejido social y productivo para obtener un Estado de bienestar como en Europa. En ellos destaca, asimismo, el importante papel de los sindicatos y la patronal.
Después llega la entrada en
la Comunidad Europea, en 1986, con el PSOE en el Gobierno y una España convulsa por ajustes sucesivos, como la intervención de Rumasa, la reconversión industrial, reformas laborales, que llevan a una huelga general. Pero la entrada al club europeo da el impulso final a un país que ahora vive en la modernidad, codeándose con los grandes países industrializados y tratando de forjar el espíritu democrático. Estefanía, en todo caso, destaca el papel de los economistas en esta etapa apelando a una frase de Fuentes: "Que todo lo que era económicamente inevitable fuera políticamente factible".
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