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Tribuna:La situación tras las elecciones
Tribuna
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La abstención en las elecciones municipales

Uno de los aspectos más comentados de las elecciones municipales celebradas el 27 de Mayo ha sido la abstención. Sin duda, estábamos sensibilizados ante este tema por la elevada abstención que se produjo en el referéndum sobre el Estatuto de Autonomía. Se hicieron incluso conjeturas sobre si esto podría tener efectos en futuras elecciones, cosa que a mi juicio era poco probable, como ha sucedido.

Valorar y explicar la abstención no es fácil. Desde un punto de vista normativo y de defensa de la calidad de la democracia, lo mejor es que, en general, la abstención sea lo más baja posible. Pero la realidad es que la abstención en Andalucía sube y baja en los procesos electorales, sin una tendencia clara al alza o a la baja, que al final hay que acabar explicando por las características particulares que rodean a cada elección. Si tomamos como referencia los últimos veinte años, la abstención de los andaluces ha oscilado en las elecciones municipales entre el 31,2 % (1995) y el 38,8% (1991). La de este año ha sido casi igual que esta última: 38,45 %. En las elecciones autonómicas y generales ha oscilado entre el 21,5 % y el 45 %. La abstención en Andalucía en las municipales ha sido similar a la media española, con ligeras variaciones. No obstante, la abstención el 27 de mayo ha sido de las más altas de entre todos los procesos electorales celebrados en Andalucía. La segunda más alta de todas las municipales y la tercera de todos los procesos electorales. Aun así, no está muy alejada de otras cifras en municipales, aunque si lo está algo más del caso de las autonómicas y las generales.

Pese a la abstención, el resultado de estas elecciones, considerado en términos agregados, ha cambiado poco el mapa político municipal previo, exceptuando el caso del Partido Andalucista (PA). Tanto el PSOE como el PP han mantenido los votos que tuvieron en 2003 y los han aumentado, el primero en casi 65.000 votos y el segundo en casi 24.000. IU ha perdido un escaso 5,5 % (unos 27.000 votos), pero el PA ha perdido unos 100.000, casi un tercio de los que tenía. El aumento de la abstención (4 puntos más que en 2003) ha hecho que se hayan notado poco en las urnas los 270.000 nuevos votantes que ha habido por el aumento del censo. Pese a que los dos partidos principales han aumentado sus votos en términos absolutos y relativos, la distancia entre ellos se ha mantenido prácticamente igual que en 2003: unos 8,5 puntos porcentuales a favor del PSOE, que es el partido que obtiene y aumenta más en votos, concejales y listas votadas por mayoría absoluta y relativa. Sin embargo, estos pequeños cambios a nivel agregado tienen efectos muy importantes para cada partido en municipios concretos, que pueden cambiar el partido o la coalición de gobierno, como, por ejemplo ha pasado en Jaén, Algeciras, Jerez de la Frontera, Motril, Úbeda o Priego de Córdoba, por poner algunos ejemplos. Por ello, aunque se pueda hacer algún análisis agregado, las elecciones municipales hay que analizarlas caso a caso, cosa aquí imposible.

La abstención ha sido nueve puntos más alta en las capitales de provincia (46 %) que en las provincias sin incluir la capital (35 %). Esta diferencia es una tendencia habitual, que tiende a disminuir a medida que aumenta la participación, pero que ya dice algo del comportamiento político de los andaluces. Para profundizar más en la abstención voy a hacer una comparación con las elecciones autonómicas de 2004, a falta de mejores datos con los que analizar esta cuestión. Autonómicas y municipales son elecciones difíciles de comparar porque tiene lógicas e interpretaciones diferentes, pero a los efectos que me propongo la comparación puede ser útil.

Tomando como referencia los votos a cada partido en las capitales de provincia en las autonómicas de 2004, el PP ha obtenido el 27 de mayo un número de votos equivalente al 90% de los que obtuvo en esas capitales en aquellas autonómicas. Para el caso del PSOE, esa proporción ha sido del 58%. Esto indica, por un lado, que los votantes del PP son más constantes a la hora de votar y, por otro, que una parte importante de votantes del PSOE en aquellas autonómicas (unos 200.000 votos) no han votado a este partido en esta ocasión. Lo normal es que buena parte de ellos se hayan abstenido, ya que ningún otro ha recogido esa cantidad de votos (IU puede recoger una parte pequeña). Sin embargo, en las provincias, exceptuadas las capitales, las cosas son diferentes. En este caso, el PP ha obtenido el 84% de los votos que tuvo en 2004 y el PSOE ha obtenido el 74%, 16 puntos más que en las capitales. También aquí, lo más probable es que esos votos que no vuelven a ir al partido al que potencialmente podrían ir formen parte de la abstención. Hay diferencias interesantes entre las distintas capitales y provincias. Esto no sólo se ha producido en 2007. También ocurrió algo similar en las municipales de 2003.

De nuevo, estos son cálculos agregados para toda Andalucía, que sólo tienen resultados políticos concretos cuando se analizan caso a caso. Por poner dos ejemplos, en la ciudad de Córdoba el incremento de abstención entre 2003 y 2007 es equivalente a los votos perdidos por IU (unos 15.000). O en Almería, donde los votos que pierden el GIAL, IU y PA son equivalentes también al incremento de la abstención entre 2003 y 2007.

A la vista de estos datos, ¿puede decirse, como se comenta a veces, que la abstención perjudica a los partidos de izquierda? Tal vez la palabra perjudicar no sea la más apropiada. Lo que puede decirse es que hay votantes potenciales del PSOE que lo votan en autonómicas, que no lo votan en municipales y de los que una parte importante previsiblemente se abstiene. También los hay del PP, pero en mucha menor medida. Evidentemente, si estos votantes no se abstuvieran, el PSOE podría mejorar sus resultados, sobre todo en las capitales. El caso de IU es diferente, porque los flujos de votos tienen lugar en sentido contrario, ya que suelen obtener más votos en las municipales que en las autonómicas (en estas municipales han obtenido casi 140.000 votos más que en las autonómicas de 2004), pero también la abstención les ha afectado.

La abstención puede ser técnica o política. Se entiende por la primera aquella que se produce por causas más o menos difíciles de evitar. La otra es la que expresa una opinión o una motivación política, aunque no sea fácil de interpretar. La abstención política puede tener muchas causas: desinterés por la política; falta de atractivo de las propuestas de las fuerzas políticas; dificultad para identificarse con una fuerza política; parada antes de cambiar el voto; baja expectativa de que gane la fuerza política a la que se es afín; o desacuerdo con la fuerza política de la que se es afín, entre otras. La abstención expresa algo que tenemos que saber entender. Por ello, decir que la abstención perjudica puede ser una forma poco apropiada de hablar o una excusa para no profundizar en sus causas. Lo que se debería hacer es conocer las causas de la abstención para ofrecer a los ciudadanos motivos para que dejen de abstenerse.

Manuel Pérez Yruela es director del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía, dependiente del CSIC.

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