Rudy rompe la maldición
Liderado por su alero, el Joventut iguala la eliminatoria ante el Madrid

Una de las formas para calibrar la grandeza de un jugador radica en su capacidad para protagonizar esas jugadas que luchan por sobrevivir al paso del tiempo asociándose a victorias importantes. Rudy Fernández se ha convertido en un gran jugador. Su proceso de maduración ha sido más rápido del que se podía prever hace dos temporadas, pero la realidad muestra que nos encontramos ante un jugador muy especial. Hasta ahora, su muestrario de jugadas de póster era muy amplio, tanto en su equipo como en la selección. Desde ayer, a esa colección ha de añadir un tiro que ha cambiado totalmente el decorado de esta serie. Lo hizo cuando su equipo más lo necesitaba y no sólo porque decidió un partido. Fue algo más. Porque en esta semifinal el Joventut juega contra el Madrid y mira de reojo al Barcelona, pues necesita quedar por encima en la clasificación final para tener un lugar en la próxima Euroliga. El Barça había ganado por la mañana en Vitoria, lo que le abre la posibilidad de buscar un sitio en la final al amparo de su público. Más tensión si cabe para un último minuto, al que se había llegado con todo por decidir (67-69). Una nueva derrota suponía decir adiós a demasiadas cosas.
REAL MADRID 69 - DKV JOVENTUT 76
Real Madrid: Tunceri (5), Bullock (18), Mumbrú (0), Reyes (9) y Moiso (0) -quinteto inicial-; Hervelle (13), López (7), Smith (13), Tomás (0) y Sekulic (4).
DKV Joventut: Huertas (2), Sullivan (2), Rudy Fernández (15), Barton (13) y Archibald (7) -quinteto inicial-; Flis (12), Betts (5), Laviña (3), Bennet (11), Rubio (0) y Vázquez (6).
Árbitros: Mitjana, Hierrezuelo y Redondo. Señalaron técnica a Bullock y Betts por protestar. Y expulsaron por faltas a Betts, Archibald y Reyes.
9.000 espectadores en el Palacio de Vistalegre, de Madrid.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
13-21
18-13
20-20
18-22
A los verdinegros, como en el primer partido, se les había nublado el raciocinio en el acto decisivo y no veían aro ni a la de tres. Atacaba el Madrid para empatar el partido. La pelota le llegó a Felipe Reyes. Intentó dar dos botes en mitad de la zona. Sólo pudo con uno. Rudy Fernández se la robó. Fue un anticipo de lo que ocurría 23 segundos más tarde. O sea, un segundo antes de terminar la posesión. A casi siete metros y con un defensor encima, el alero internacional clavó un triple mortal de necesidad que decidió el encuentro y salvó la serie. Anonadado, el Madrid no tuvo respuesta posible. Fue un colofón espectacular a un partido de discreta calidad y exagerada dureza, sobre todo en los aledaños de las dos canastas. En este apartado destacaron Hervelle y Reyes por un lado y Archibald y Betts por otro. Si alguno decide dejar el baloncesto por lo que sea, no deben sentirse intranquilos por su futuro, pues en las artes marciales tienen un hueco con seguridad.
Viendo cómo se desarrolló el partido, el Joventut debería haberse ahorrado tanto sufrimiento, pues su dominio fue mayoritario. Durante todo el encuentro desactivó el ataque madridista, que nunca tuvo una fluidez suficiente. Es curioso observar cómo la velocidad con la que se emplean los de Aíto está atentando contra el dinamismo del Madrid, que parece más un conjunto especulador, de los muchos que hay en esta Liga, que aquél que enamoró en la primera parte de la competición. Quedó a expensas de lo que hacía Bullock, que no tuvo punto medio. Demasiado acelerado y protestón, se ganó una técnica (44-52, minuto 6 del tercer cuarto). Como si fuese serbio, cabreado jugó mucho mejor. Pero sólo unos minutos, suficientes para volver a igualar el partido (58-59). A partir de ahí, mucho mamporro y poco acierto. Luego volvió a aparecer Hervelle en plan salvador. Pero esta vez no pudo terminar la faena. Rudy, con un triple para enmarcar, le robó la gloria y terminó con la maldición del Joventut en Madrid. Mejor momento, imposible.

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