_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Madrid, sin oposición socialista

Dificultades para designar una cabeza visible en el Ayuntamiento

Soledad Gallego-Díaz

El PSOE tiene dos problemas en Madrid: primero, cómo evitar la desmovilización de sus electores ante las generales de 2008, y segundo, cómo inventarse unos puntos de referencia para impedir que el Ayuntamiento de Madrid ciudad y el Parlamento de Madrid Comunidad se queden cuatro años, toda la legislatura, prácticamente sin oposición.

Sin Rafael Simancas, que ha comprometido su retirada para después de 2008, y sin Miguel Sebastián, que ante la feroz reacción del PSM ha preferido no recoger ni tan siquiera su acta de concejal, Madrid se ha quedado sin personajes políticos conocidos, capaces no sólo de dirigir la oposición socialista, sino también de representarla ante los ciudadanos.

La pelea entre Aguirre y Gallardón no es por ayudar a Rajoy en 2008, sino por sucederle si pierde, lo que no despierta gran simpatía en el candidato

Aun en el caso de que Simancas se las arregle para continuar al frente del PSM después de 2008, aclamado por el congreso de su partido, lo que no es, en absoluto, descartable, está claro que su credibilidad como jefe de la oposición ha quedado mermada. Su situación es muy delicada porque, además, el PP madrileño se plantea un año 2007-2008 completamente al ataque y porque la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, se siente respaldada para llevar adelante sus ideas liberales sin cortapisa alguna.

No hacer oposición en Madrid durante cuatro años, o simplemente dar esa impresión, sería un auténtico disparate, según opinan muchos dirigentes socialistas. Algunos proponen que el presidente del Gobierno designe un número dos en las listas al Congreso por Madrid que se identifique con la ciudad, que asuma desde 2008 una parte de su defensa pública y que se prepare para competir en 2011. Nada de eso resolvería, sin embargo, la necesidad de promover, apostar y relanzar por lo menos a alguno de los actuales concejales como número uno en el Ayuntamiento madrileño.

Salvo en el caso de Madrid, que ha provocado una gran irritación en parte de la estructura orgánica del PSOE, los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del día 27 no han sido mal acogidos entre el aparato socialista.

"Es evidente que hay un buen boquete en Madrid y en Valencia", explica un dirigente del PSOE, "pero, en conjunto, las cosas no han salido mal. Se ha mantenido bien el tipo en unas circunstancias horrorosas". ¿Por qué horrorosas, si la situación económica es boyante? El mismo dirigente socialista alude al clima de crispación política y a la dificultad que encuentra La Moncloa para explicar bien su posición en el diálogo con Batasuna. Ahora lo importante, analiza, es no agravar esa situación antes de las elecciones de 2008 con ninguna decisión, por ejemplo, en Navarra, que el electorado pueda no comprender. "Sería un error volver a meternos contracorriente", coincide otro parlamentario con cargos de dirección.

Algunos dirigentes provinciales y autonómicos critican también que el partido no fuera capaz en la noche del 27 de hacer frente a "una cierta sensación de languidez". Echaron de menos intervenciones más rápidas y más eficaces de sus dirigentes nacionales y un abanico más grande de protagonistas que transmitieran ánimo y seguridad.

Pelea explícita

En el Partido Popular, por su parte, esperan un año extraordinariamente movido en Madrid, porque la tensión siempre latente entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón ha saltado ya a primer plano.

Los resultados, muy similares, obtenidos por las dos listas no han despejado las dudas, y la intervención del alcalde ofreciéndose públicamente como número dos en las listas de 2008 ha aumentado la perplejidad de parte de la dirección del partido. Un dirigente regional lo explicaba en los siguientes términos: está muy claro que Aguirre y Gallardón no compiten para ayudar a Rajoy, sino, más o menos explícitamente, para heredarle, si pierde las elecciones. Pero éste es todavía el momento de Rajoy, y muy pocos dentro del partido se van a arriesgar a tomar posición por uno o por otra si creen que Rajoy tienen la menor posibilidad de ganar.

Según este análisis, el resultado de las elecciones municipales y autonómicas ha recordado a muchos dirigentes populares que la batalla del momento es por estar en la foto con Rajoy. La guerra entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón será muy importante si las encuestas indican que Rajoy va a perder. Pero si el partido cree que tiene alguna posibilidad, de lo que se tratará es de ser ministro a su lado y de no dejarse demasiado pelo en ninguna otra gatera, bromea ese mismo diputado popular.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_