España cumple de rebote

Con un balón rebotado en los morros de un defensa y otro en la chepa de Iniesta, España se llevó de Letonia un triunfo necesario e innegociable, tan bien trabajado como mal rematado, que conquistó desde la autoridad que se le supone. El equipo de Luis hizo los deberes apelando al fútbol y se encontró la victoria gracias a la fortuna, ésa que llevó dos rebotes a la red letona. Puyol se bastó en defensa, Xavi sacó la brújula y, con los dos al mando, el equipo supo manejar el partido y conquistar el triunfo. Pero ello no quita para que el azar le ayudara a superar a un equipo pequeño, muy pequeño. Menor, incluso.

Con Puyol y Xavi al mando, la selección supo manejar el partido ante un rival muy pequeño

Andaba Zakresevskis en el área con la ingrata tarea de evitar el remate de Villa y se encontró un balonazo en la cara que, para más inri, se fue a gol. Era el minuto 45 cuando España, de rebote, casi de mala manera, lograba abrir, por fin, la lata. Que estuviera a punto de llegar el descanso con empate se antojaba una broma pesada, de ésas que acostumbra a protagonizar de vez en cuando el equipo español. Su dominio había sido tan abrumador que costaba entender que no resolviera el envite con goleada. Pero toda la paciencia que tuvieron los de Luis en la creación, con Xavi al timón, les faltó en el remate.

Porque España empezó a todo trapo. Cuarenta segundos habían transcurrido cuando Villa progresó por la izquierda y su centro lo cazó al vuelo el debutante Luis García, que remató en carrera un balón que le sacó el portero letón. Se acumularon las ocasiones para España, con Villa en la mayoría de ellas. Pero el máximo goleador español se atragantó más de lo habitual. Dos remates suyos, otros dos de Angulo, uno de Albelda, el de Sergio Ramos desde su casa... La falta de puntería, y Kolinko, portero letón, frenaron a un equipo español que, sin brillantez (hace tiempo que no la tiene) pero con ánimo, llegaba arriba con facilidad.

Se le rompieron a Luis los planes con las lesiones de Silva, que llegó tocado a Letonia, y Joaquín, víctima de un pisotón en el entrenamiento del viernes, del que acabó echando mano en el segundo acto. Quería el seleccionador agrandar por las bandas un estadio minúsculo, pero la mala fortuna dinamitó su apuesta. Optó entonces por Angulo, que a la sazón sacó desde la derecha el centro que supuso el primer gol, e Iniesta, escorado a la izquierda, al que faltó desborde. Llegaba España con facilidad, pero a Villa le faltaba tranquilidad en la definición. Intentó rabonas, taconazos, llegó a disparar desde el círculo central. Pero estuvo negado ante el gol.

Y negada seguiría España si no llega aquel rebote en el rostro del defensa letón. Aprovechó Luis para sacar a escena a Joaquín, que en la primera ocasión que tuvo se escapó de su marcador y puso un centro al que Villa no dio premio. Siguió moviendo piezas el seleccionador y apostó por Soldado, otro debutante. Luis, además, se inventó una variante táctica que, aunque fuera por azar, le salió de vicio. Llevó al centro a Iniesta y una combinación de éste con Soldado dejó el balón en los pies de Xavi, que lanzó como a ver qué pasaba. Y lo que pasó fue que a Iniesta no le dio tiempo a agacharse y el balón golpeó en su espalda. Y tanto se envenenó que se fue dentro.

La acción llegó justo un instante después de que Verpakovskis, solo ante Casillas, desperdiciara la gran (y única) ocasión de su equipo. El delantero del Getafe disparó fuera y perdonó a España, que al poco tiempo lograría el segundo, mano a mano entre el pie de Xavi y la espalda de su colega Iniesta. Ahí se vino abajo el ánimo de Letonia. Y España, ya sí, pudo dejar pasar el tiempo sin mayores emergencias para cazar tres puntos que le llenan de vida en su lucha por llegar a la Eurocopa, a la que España se ha empeñado en llegar, aunque sea de rebote.