Cuatro claves, 13.000 urnas

"Nada está ganado". Lo recordaban en los últimos días a modo de amuleto muchos candidatos a las elecciones autonómicas y municipales que se celebran mañana. Aunque en las dos principales plazas, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, hay claros favoritos -los sondeos dan victorias holgadas a los populares Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón-, existen varios factores clave que pueden incidir en los resultados.

- La importancia de la capital. Ningún candidato a la Comunidad de Madrid alcanzará la presidencia sin ganar a su adversario en la capital, porque tiene el mayor número de votantes. Es la prueba de fuego que debe superar Aguirre. Además, Ruiz-Gallardón y ella se medirán en la ciudad en porcentajes de voto, en una suerte de primarias con las que disputan su futuro en el PP nacional.

Aguirre ya batió al socialista Rafael Simancas en la ciudad en su último enfrentamiento, en octubre de 2003. Entonces, ella obtuvo el 48,46% de las papeletas, y él, el 38,96%. No obstante, la presidenta quedó por debajo del resultado obtenido por Ruiz-Gallardón en las últimas municipales (51,28%). Otro reto para Esperanza Aguirre es superar en votos a quien hasta ahora ha sido el líder político con mayor proporción de voto en la ciudad: el ex presidente José María Aznar, que en las elecciones generales de 1996 recogió el 52,7% de los sufragios (1.054.858). Su adversario entonces, Felipe González, se quedó en el 29,26%. La capital es bastión de la derecha no sólo por el voto a Aguirre de 2003. Allí, en las últimas generales, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero perdió con el 41,7%, frente al 47,6% que votó a Mariano Rajoy (PP).

- Zona sur y Corredor del Henares. En las últimas autonómicas, el PP venció con apoyos en todas las áreas geográficas de la región, salvo la zona sur y el Corredor del Henares. Para dar un vuelco electoral, Simancas debería obtener respaldo en esas zonas.

Otra clave está en los ayuntamientos, porque el elector que vota a un partido en su localidad suele votar al mismo para gobernar la Comunidad. Para tener posibilidades, los socialistas deben recuperar Móstoles (206.301 habitantes) y Alcalá de Henares (201.380). También deben mantener a toda costa Alcobendas (104.118), donde ya no repite el alcalde José Caballero, tras 24 años, por conflictos internos con el que será candidato, Manuel Aragüetes; y Leganés (182.471), donde tampoco se presenta José Luis Pérez Ráez, que ha gobernado en coalición con IU, aunque en 2003 obtuvo más votos el PP.

Ganar el mayor número de municipios también es importante para el partido que llegue al Gobierno regional, porque implica controlar la Federación Madrileña de Municipios (FMM), que preside el popular Luis Partida, alcalde de Villanueva de la Cañada. No es que tenga un papel decisivo, pero, por ejemplo, controla las mancomunidades y supervisará la ley regional que reformará las haciendas municipales.

- El voto cruzado. Una de las bazas que dieron la victoria consecutiva en 1995 y 1999 a Alberto Ruiz-Gallardón en las elecciones autonómicas fue el voto cruzado. Obtuvo el apoyo de muchos votantes que apostaron por los candidatos socialistas a los 179 municipios, por su perfil de centro. Parece difícil que Aguirre consiga lo mismo, salvo que la apoyen ciudadanos que voten a partidos independientes en las municipales.

En cambio, para Ruiz-Gallardón puede resultar más fácil atraer a los capitalinos que voten a Simancas para el Gobierno regional. Su reto como aspirante a alcalde consiste en atraer el sufragio de los distritos del sur, porque en teoría tiene afianzados los del norte. Su principal adversario, Miguel Sebastián, debe subir en esos distritos y también puede tener alguna opción en Fuencarral, Carabanchel y Vicálvaro (donde la oposición a los parquímetros ha sido muy fuerte) y Arganzuela y Usera (los dos distritos que más han sufrido las obras de reforma de la M-30).

- Participación. Los dos partidos mayoritarios han reclamado a sus electores que no se queden en casa mañana. El PP, porque teme que su electorado se confíe con las encuestas. Los socialistas, porque saben que movilizar a su electorado, más apático, es fundamental. Lo demuestran las últimas convocatorias: entre las elecciones de mayo y las de octubre de 2003 la participación bajó 7,3 puntos y eso provocó el descalabro socialista. En cambio, si se llega al 70%, la izquierda (PSOE e IU) tiene la victoria más fácil -garantizada, según algunos-. Las urnas se abren tras una campaña a la Comunidad plana y otra a la alcaldía marcada por la CNMV y el caso Malaya, no parece que vayan a dar sorpresas.