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Reportaje:Cara B | Elecciones 27M

El último de la lista

José Cuiña, que cierra la candidatura del PP en Lalín, tiene "la impresión" de que será diputado en la siguiente legislatura

Lalín

Un hombre camina con paso alegre por un sendero que discurre paralelo al río Pontiñas de Lalín. Esta imagen sería impensable hace un lustro. Se trata de José Cuiña, la persona que según la lógica política sucedería a Manuel Fraga en la presidencia del PP de Galicia. Si no hubiese ocurrido la catástrofe del buque petrolero Prestige, esta mañana también andaría a la carrera, pero con palmeros electorales acompañándole.

"En política cualquier situación puede producirse en fracciones de segundo, pero a nivel personal estoy encantado de la etapa en la que me encuentro ahora", comenta sin que el ritmo decrezca. "Dalí escribió a Lorca para decirle que iba a ser el poeta más importante de España y éste le respondió que lo que más le importaba era vivir. Y a mí me han dado una segunda oportunidad".

Desde que se recuperó del infarto, Cuiña también celebra su segundo cumpleaños
"Llevo una vida familiar. Paso mucho tiempo con mis nietos y cuido a mi madre"

Desde que se recuperó de un infarto agudo de miocardio que sufrió en julio de 2003, José Cuiña también celebra su segundo cumpleaños, como le recomendó su cardiólogo. A los 57 años ha descubierto que la política sólo es una parte de la vida y eso que le había entregado la suya desde que a los 20 años consiguió ser concejal en Lalín. "Llevo una vida familiar que antes no podía. Paso mucho tiempo con mis tres nietos y cuido a mi madre, que tiene 84 años y me sigue aportando su sabiduría".

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También él se cuida. Camina un tiempo mínimo de dos horas a diario y tres días a la semana se levanta a las siete de la mañana para hacer yoga. "Además, leo cuatro horas cada días. Leo más ahora en un mes que antes en cinco años". El resto del tiempo lo reparte entre su escaño en el Parlamento y la dirección adjunta del grupo de empresas familiares fundado en 1970.

De José Cuiña, Pepe, como le llaman todos, se habla mucho. Hasta se asegura que está políticamente acabado. "Todo el mundo puede pensar lo que quiera, el tiempo lo dirá", responde al comentario. Buscó su segunda oportunidad política participando en la carrera por la sucesión de Fraga: "Entendí que como había sido secretario general durante diez años, de forma natural debía intentar conseguir los compromisarios. Pero como no juzgo el procedimiento de elección ni el sistema, me retiré. Sí digo que haciendo tándem con don Manuel conseguimos siempre resultados históricos. No tengo conciencia de que mis errores, que han sido muchos, hayan sido lo suficientemente importantes como para que el partido esté en la oposición".

A Cuiña siempre le han atacado por las empresas de su familia. Cuando se toca este asunto, interrumpe la caminata: "Veinte años antes de llegar a la Xunta, por poner un ejemplo, ya había hecho las instalaciones de la Escuela de Arquitectura de A Coruña. Un señor que empieza de cero, se pasa la vida trabajando y crea 700 puestos de trabajo, tiene derecho a progresar. Pero mi gestión ha sido absolutamente impecable y transparente. El que confunda la envidia con la capacidad de otros es su problema".

La venta de material para limpiar el chapapote a TRAGSA le obligó a firmar su dimisión. De ese tema no quiere hablar. "A mi familia le costó 40.000 euros por querer ayudar. Y hay una auditoría que lo demuestra". Desde entonces, a este hijo de un molinero y líder con José Luis Baltar, presidente de la Diputación de Ourense, del llamado sector de la boina, los del birrete del PP le han adjudicado un papel político menor. Incluso hay quien asegura que no irá en las siguientes listas a las elecciones autonómicas. Sonríe al escucharlo. "Tengo la intuición de que seré diputado en la siguiente legislatura". ¿Por el PP? "Sólo digo que tengo la intuición, que no quiere decir que tenga la más mínima obsesión. También digo que no he tenido contacto con otras organizaciones políticas".

En las lista que sí está es en las del PPdeG a la alcaldía de Lalín que encabeza Xosé Crespo. El actual alcalde le pidió a su mentor que cerrase la candidatura. Aceptó por "solidaridad, para se mantenga la unidad sin paliativos y conseguir los mejores resultados de Galicia como siempre".

Con un gesto frenó las habladurías. Se aseguró que Cuiña estaba decidido a un cuerpo a cuerpo con Crespo para recuperar una plaza que fue suya. Y se habló de un sondeo en el pueblo. "Alguien me hizo llegar una encuesta sobre la situación general en la que salía ampliamente respaldado" ¿Había la pregunta sobre a quién apoyarían si Cuiña se presentara? "La había", responde. ¿Y por qué no se presentó? "Porque yo decidí apoyar al que está". Cuiña sigue su camino.

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