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Entrevista:Alberto Núñez Feijóo | Presidente del Partido Popular en Galicia | Elecciones 27M

"Me arrepiento de la ostentación que hicimos desde el poder"

El presidente del PP gallego ha aprendido en la oposición que cada cartel que cuelga de las farolas con la foto de un candidato cuesta 60 euros. Un importe difícil de adivinar desde los despachos de San Caetano. Lejos del coche oficial, admite Alberto Núñez Feijóo, esta campaña está siendo "mucho más difícil", pero también más grata: "La gente se te acerca más cuando no eres Gobierno y eso te hace aprender cada día". Para compensar el hueco en los medios de comunicación que ahora echa en falta el PP, Feijóo (Os Peares, 1961) ha programado una trepidante agenda en apoyo de sus candidatos.

Como el PP no quiere aguardar otros 16 años para ser alternativa, Núñez Feijóo ha empezado por pedir perdón en los mitines por los errores cometidos. En declaraciones a EL PAÍS, reconoce el alarde de poder que su partido hizo durante años en Galicia: "De lo que más me arrepiento es de la ostentación del poder. El PP llegó a tener cinco ciudades, 43 diputados, la mayoría de los ayuntamientos, cuatro diputaciones y al final no entendimos la Galicia urbana que hemos contribuido a crear, la que cree que el poder no se tiene para ostentar, sino para administrarlo en beneficio de todos. Hay determinadas prácticas que no se debieron hacer".

"Proyectamos la primera modernización y no entendimos que Galicia estaba cambiando y que el poder es para administrarlo en beneficio de todos"
"Las comunidades que mejor funcionan en España son las que tienen gobiernos fuertes; quiero que esa estabilidad llegue a los ayuntamientos gallegos"

Para olvidar ese pasado, la nueva cara del PP lleva trece días desgranando un programa centrista que piensa en los suyos y estos últimos días también en el electorado descontento con el bipartito. Su biblia de campaña contiene una batería de 315 propuestas desde el ámbito municipal para mantener la hegemonía del PP (actualmente gobierna en 212 ayuntamientos) y, sobre todo, para recuperar las ciudades.

"Un resultado aceptable es volver a ganar, seguir siendo el partido hegemónico", explica Feijóo, "tener más alcaldes, más votos que los otros partidos y frenar el retroceso en las ciudades. Hace ocho años, el PP dejó de gobernar en todas menos en una, hay que frenar esa tendencia: éste es el segundo objetivo".

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El tercero lleva el nombre de la mayor ciudad de Galicia. Vigo, que no acostumbra a dar satisfacciones al PP -sólo ha conseguido una mayoría absoluta durante los últimos 20 años- es la plaza que puede certificar el éxito o el fracaso en las elecciones del domingo. Allí cerrará Feijóo su campaña después de 15 días convertido en la sombra de Corina Porro.

"Lo novedoso en Vigo es que el PP gobernó una vez durante los últimos 20 años y ahora puede volver a hacerlo. Que Corina logre 13 o 14 concejales dependerá del porcentaje de participación, de los restos y del Partido Galeguista. Hace un año nadie daba un duro por nosotros y ahora ya no se discute que el PP va a ganar. Si yo fuese presidente de la Xunta y tuviese un candidato perdedor en Vigo al que sólo le preocupase que el PP no alcance la mayoría absoluta, me pensaría mucho la idea de no permitir un gobierno de Corina Porro", advierte.

Según los estrategas electorales del PP, las urnas confirmarán su victoria electoral en cuatro ciudades y mantendrán a sus candidatos al frente de todas las diputaciones salvo la de A Coruña. Es la primera conclusión que Feijóo y lo suyos extraen de los sondeos. La segunda, el elevado porcentaje de indecisos a los que todavía pretende convencer con promesas de gobiernos fuertes y estables: "A los que se lo están pensando les diría que tuviesen claro que cada candidatura, cada programa y cada proyecto precisa estabilidad. Las comunidades que mejor han funcionado son las que han tenido gobiernos fuertes y lo mismo ha sucedido en Europa. Me gustaría que esa estabilidad se trasladase a los ayuntamientos gallegos".

Contra ese modelo, la megafonía del PP contrapone en cada mitin "el ejemplo de los enfrentamientos en la Xunta". El equilibrio entre mantener el apoyo de los incondicionales del partido y sumar los votos del electorado urbano es el que trae de cabeza estos días al máximo responsable del PP gallego: "Intento ofrecer un partido que es el de la mayoría, que transita por el centro y que no va contra las viejas divisiones de izquierda-derecha, nacionalistas-españolistas, sino que sigue el camino central de las ideas y de los principios. Hemos hecho una propuesta cada día mientras PSOE y Bloque se han limitado a anunciar proyectos de sus consellerías porque sólo tienen un programa municipal: que no gobierne el PP".

Para conseguirlo, Feijóo ha recuperado en su cartel a nombres ilustres en la vida municipal del PP como Joaquín García Díez en Lugo o Gerardo Conde Roa en Santiago y ha apadrinado al controvertido ex alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, para que pruebe su suerte en Pontevedra. El presidente lo explica así: "En el pasado hubo buenos candidatos en las ciudades en los que el partido no confió y la consecuencia fue que perdimos esos ayuntamientos. Fue un error grave, porque no se tuvo en cuenta que conquistar nuevos gobiernos era mucho más difícil que mantenerlos. A Telmo en Pontevedra se le está atacando por su condición de promotor, y tal vez sea necesario explicar a la gente que hay personas con un patrimonio conocido que sin tener ninguna necesidad han decidido dedicarse a la política. Me pregunto si sería más correcto que Telmo Martín transfiriese sus acciones como hicieron otros y creo que no".

Afirma además que Telmo Martín "será más imparcial que el propio Miguel Anxo Fernández Lores [alcalde nacionalista de Pontevedra] a la hora de tomar decisiones que afecten a sus empresas en el caso de que sea alcalde". Feijóo se plantea si el actual regidor de Pontevedra ha dado trato de favor a las empresas de Martín a la hora de otorgarle licencias. El dirigente popular esgrime otros escándalos urbanísticos en municipios gobernados por alcaldes socialistas, como Foz, Ribadeo y Viveiro y concluye que "este debate está visto para sentencia".

Feijóo alude además de forma continua a la "doble moral del bipartito" en asuntos como el voto emigrante, la protección del litoral o el uso de las instituciones al servicio del partido. Cita de memoria "el intento de compra de votos en Vila de Cruces, la entrega de cheques durante la precampaña en Uruguay por parte de un cargo socialista, y los viajes de representantes de la Xunta al cono sur". Admite que muchas de esas prácticas eran habituales en el Gobierno anterior, pero se muestra partidario de desterrarlas ya de la vida política. "He propuesto un código ético al resto de formaciones políticas y se nos ha dicho que no".

Frente a las previsibles coaliciones de socialistas y nacionalistas después del 27 de mayo, Feijóo insiste en su propuesta de dejar gobernar a la candidatura más votada. Su instrucción a los candidatos es no pactar donde no se gane, aunque admite que no habrá prohibiciones expresas.

"No lo puedo prohibir porque no hay un mandato imperativo, yo les recomendaría a los candidatos que no lo hicieran, ésa es mi opinión y la de la dirección del partido. Hay decisiones que traen problemas, pero a mí no me eligieron para hacer una asamblea cada día. Intentaremos cumplir ese compromiso porque creo que los políticos no deben ir en contra de lo que vota la gente, aunque todo sería más fácil si el resto de partidos también respetasen a la candidatura más votada", reconoce.

A partir del domingo, Feijóo espera aparcar las seis carpetas con sus mítines diarios para volver al despacho. "Me preocuparía que dijesen que no soy capaz de volver a la gestión después de bajar del estrado, creo que lo importante es resolver los problemas de los ciudadanos", dice. Si las cuentas de su equipo salen, el lunes habrá conseguido las alcaldías de las ciudades del sur, tres diputaciones y un impulso para otra carrera de dos años hacia la presidencia de la Xunta.

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