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Crónica:Fútbol | 35ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça recupera la sonrisa

Los azulgraba arrollan al Atlético, que, muy corto de juego y de casta, se llevó la peor goleada de la historia en su campo

José Sámano

Cinco minutos chisposos mantienen al Barça como el principal opositor del Real Madrid en la discusión por el título. El grupo azulgrana pasó el peor trance pendiente hasta final de curso: una visita al Manzanares, habitual escenario de uno de los clásicos más volcánicos de la historia de la Liga. Esta vez no hubo chicha alguna y el Barça, gripado al inicio, terminó por abusar del Atlético, que salió muy mal parado del envite: no tuvo juego y mucho menos casta para frenar la sangría. Se rindió en 45 minutos y eso, ante un contrario tan demonizado por su público en las últimas jornadas, puede resultar letal.

Con el encuentro muy enredado, Eto'o activó a Messi y destempló de tal forma a Pichu que este portero con nombre de pájaro concedió otros dos goles en un suspiro. Una estocada fatal para el Atlético, hasta entonces únicamente ocupado de esposar a su adversario y cruzar los dedos con Fernando Torres, aislado y nada socorrido en el ataque colchonero. Tres azotes que sepultaron al equipo local, convertido por el Barça en un muñeco. Con el Atlético afeitado, el conjunto catalán recuperó la sonrisa, mejoró su autoestima y se encontró con un partido terapéutico.

ATLÉTICO 0 - BARCELONA 6

Atlético: Pichu; Seitaridis, Eller, Zé Castro, Antonio López; Luccin; Galletti (Agüero, m. 52), Maniche (Maxi Rodríguez, m. 41), Jurado, Petrov (Mista, m. 70); y Fernando Torres. No utilizados: Roberto; Perea, Pernía y Costinha.

Barcelona: Valdés; Zambrotta, Puyol, Thuram, Gio; Xavi (

Gudjohnsen, m. 81) Edmilson (Motta, m. 77), Deco (Iniesta, m. 67); Messi, Eto'o y Ronaldinho. No utilizados: Jorquera; Belletti, Oleguer y Giuly.

Goles: 0-1. M. 39. Messi tira una pared con Eto'o y marca de tiro cruzado. 0-2. M. 43. Zambrotta ve adelantado a Pichu y le supera por alto. 0-3. M. 45. Eto'o. 0-4. M. 56. Ronaldinho, tras una pared con Eto'o. 0-5. M. 78. Messi. 0-6. M. 90. Iniesta.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Seitaridis y Luccin. Expulsó a Eller por doble amarilla (m. 71).

Unos 55.000 espectadores en el Calderón.

Al llegar al descanso, el Atlético ya se sentía fuera de onda y el Barça, tan herido en las últimas semanas, fue un huracán. Cabía pensar que los jugadores de Aguirre intentaran, por aquello del orgullo, maquillar el marcador. Pero este Atlético está sostenido con alfileres. Le ha faltado fútbol toda la temporada y tampoco es un equipo animoso. El Barça se dio un baile a su costa y se ensañó con un rival al que los postes y un exceso de arabescos de los delanteros azulgrana le evitaron un castigo aún mayor. Y ya es mucho, porque jamás en su centenaria vida había recibido una goleada como la de anoche. Hace años que a esta institución le falta carácter. Ha perdido el gen ganador que décadas atrás le distinguía. Hoy no se sabe si es toro o torero.

Desterrado del liderato y con el equipo en plena zozobra, Rijkaard decidió volver a sus orígenes. Rescató a un pivote defensivo (Edmilson) y prescindió de las sutilezas de Iniesta. El técnico, angustiado por los últimos acontecimientos, quiso blindar mejor al equipo, suerte a la que debería contribuir Edmilson. Pero una vez más el brasileño no tuvo peso en el juego y el Barça se entregó a Deco, anoche otra vez dinámico en el ataque y la defensa. Frente a un Barça sin visión, el Atlético se limitó a refugiarse y afilar sus tacos con lija. Se trataba tan sólo de incomodar al Barça, que no se sintió aliviado hasta sus cinco minutos mágicos del final del primer acto. Luego todo fue un festín barcelonista que dejó muy mal retratados a los defensas rojiblancos. Este Atlético se descose muy fácil y le falta talento, mucho talento. Está perfilado para desplegarse a la contra. No tiene otro patrón de juego. Demasiado poco incluso para aspirar con ciertas garantías a la Copa de la UEFA, cuestión que se le ha complicado.

Una vez que logró empinar el resultado, el Barça, que hasta entonces jugaba lastrado por la falta de puntería de Thuram, al que el Atlético concedía el timón, recuperó todo su encanto ofensivo. Messi recuperó su protagonismo, Eto'o estuvo en todas, voraz como casi siempre, y hasta Ronaldinho, tan pálido este año, se dejó ver. Los tres se asociaron como en los viejos tiempos. Como en las magníficas paredes trazadas por Eto'o, una con Messi y otra con Ronie, gol en los dos casos.

Con los centrocampistas sumados a la fiesta, el Barça se instaló junto a Pichu. Resuelto el marcador, el equipo pudo liquidar de forma funcionarial el segundo tramo. Pero el equipo, en deuda con su hinchada desde hace tiempo, convirtió la cita en su nirvana particular. Pichu, Eller, Zé Castro y demás zagueros del pelotón rojiblanco tardarán en olvidar una jornada como la de ayer. Para el Barça puede haber resultado balsámica. Ya no depende de sí mismo, sino del Real Madrid, pero demostró que aún le queda pólvora. En esta intrigante pelea por el título nadie puede descuidarse. Para los azulgrana, nada mejor que comenzar la reconquista con victorias como la del Manzanares. Para el Atlético, otro varapalo más para una institución que ha perdido el rumbo. Hoy no tiene identidad.

Messi, en parábola, supera a Pichu y marca el quinto gol barcelonista.
Messi, en parábola, supera a Pichu y marca el quinto gol barcelonista.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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