La FIFA contra el CSD

"África", "España", "México", "Brasil", "China". Cada vez que Sepp Blatter (Suiza, 1936) menciona lugares geográficos modula las vocales con el goce desbordante de quien ha conquistado un poder universal por tiempo indefinido. El ex secretario de la federación suiza de hockey sobre hielo ha tardado cuarenta años en convertirse en uno de los hombres más influyentes del deporte. Consolidado al frente de la FIFA tras un escándalo de corrupción que estuvo cerca de poner fin a su carrera, dentro de un mes será reelegido presidente hasta 2011. En el marco de los preparativos del próximo congreso, ayer citó a la prensa en el moderno palacio de piedra que la multinacional del fútbol acaba de levantar en los Alpes para hablar, entre otros asuntos, del próximo Mundial, de los árbitros, y de la Operación Puerto. Este tema le permite acudir en auxilio de su amigo Ángel María Villar, presidente de la federación española.

Sabedor de que el Consejo Superior de Deportes español ha estrechado el cerco en torno a la gestión económica de Villar, el líder de la FIFA lanzó mensajes contra Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte. "Es necesario saber si la Operación Puerto afecta al fútbol", dijo Blatter, que ya hizo esta petición ante la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) el fin de semana en Montreal. El organismo es parte del proceso judicial y va a recurrir el archivo de las actuaciones.

"La AMA, de la que soy portavoz, ha presentado una solicitud al CSD. Queremos presionar a los políticos para que sean más transparentes. Yo sólo le he pedido que me diga si hay futbolistas implicados. Me ha dicho que no. Pero cuando le pedí que me lo diga por escrito se negó. 'No podemos'", me dijo. En Madrid, los colaboradores de Lissavetzky aseguraron que, por el momento, la investigación judicial no ha revelado la implicación de futbolistas. "El Estado de Derecho tiene unos tiempos", explican; "y un organismo privado internacional como la FIFA no tiene potestad para exigir su alteración".

Blatter avisó de que en caso de que Suráfrica no pueda organizar el Mundial de 2010 el torneo se jugará en Alemania. Respecto a la Copa del Mundo de 2014, señaló que Brasil es el único candidato, pero que todavía no está claro que cumpla con los requisitos de infraestructuras. "Ese tema me preocupa", señaló.

El presidente de la FIFA sostiene que invertirá 40 millones de dólares en mejorar el arbitraje. "Planeamos aumentar los asistentes de dos a cuatro", dijo. "Dos para señalar el fuera de juego, y otros dos para vigilar el juego desde detrás de las porterías, como en el fútbol americano". Las tarjetas amarillas que los árbitros mostraron a Higuaín y Robinho en los últimos partidos del Madrid son medidas que Blatter preferiría que no se repitieran. "Estoy en contra de que los árbitros sean inflexibles cuando un jugador se quita la camiseta para celebrar un gol", dijo. "Si no ha habido incitación a la violencia, no es racional castigar al que manifiesta su alegría".

Después del arbitraje, la filantropía es uno de los temas preferidos de Blatter. "El fútbol ha llegado a un límite. ¿A dónde va a parar tanto dinero? ¿De dónde viene? Los clubes ricos son cada vez más ricos y los pequeños cada vez tienen menos posibilidades de competir por otra cosa que no sea evitar el descenso (...). Estoy convencido de que conseguiremos imponer nuestro proyecto de Seis más Cinco [seis seleccionables y cinco extranjeros por equipo], propuesto por Beckenbauer. Los futbolistas no son albañiles. En la mayoría de los países hay límites a los extranjeros".